¡No es Scioli!
Sergio Bergman ~ Febrero 26, 2013
¡No es Scioli!
No lo dice Mariotto.
¡Es Filmus!
Lo
decimos nosotros.
Somos
una gran mayoría, tanto en la sociedad argentina en general como en la
comunidad judía en particular, los que no podemos aceptar que Filmus haya defendido y votado el
tratado con Irán.
Instruido,
capacitado, socio de nuestros templos —claramente identificado con el judaísmo
y con el Estado de Israel—, no pudo
resistir el embate de la fuerza de la prepotencia para hacerlo votar contra su
voluntad y contra su conciencia algo que él bien debe saber que está mal.
Muy mal.
Como
educador, siempre defendió el valor de la memoria. Sin embargo, votó un pacto
con quienes niegan la Shoá, el
holocausto de seis millones de judíos. Daniel
omite la memoria de las víctimas y vota a favor. Daniel traiciona la memoria.
Como
legislador, sabe bien que esta maniobra de votar sin discutir e imponer
mayorías por obediencia debida no eclipsa la inconstitucionalidad, la
inaceptable obstrucción a la justicia y la acción vergonzosa de haber mentido,
desde la Presidente hasta el último de los miembros de su corte
obediente, de la que él también forma parte.
Nos
mienten una y otra vez. Dijeron que se buscaría consensos, se consultaría a las
instituciones y se respetaría el dolor y el reclamo de los familiares. Daniel traiciona la justicia.
Como
hombre de bien que sabemos que es, se puso del lado del mal. Él sabe, como
nosotros, que el régimen de Irán es el mal. No es un tema judío, ni mucho menos
a favor de Israel, es una cuestión
absolutamente patria, al entregar a los argentinos y alinear a la Argentina con terroristas teocráticos
fundamentalistas. Daniel traiciona la
democracia y la República.
Fue
siempre un defensor de los derechos humanos, un verdadero progresista, que, sin
remordimiento, votó a favor del acuerdo que nos hace socios de quienes degradan
a las mujeres, meten presos a los homosexuales y ejecutan a los disidentes.
Está con ellos, no con nosotros. Daniel
traicionó los derechos humanos y el progresismo.
Sin
embargo, cuando se trataba de los glaciares, sí tuvo valor y coraje para saber
decir que no. La fidelidad a los principios y las ideas de ese voto, ahora, al
pactar con Irán, a nosotros nos la negó.
No
fue solo, junto con él, Beatriz Rojkés
de Alperovich se sumó a la vergüenza de ser miembros activos de la
comunidad judía que integraron la partida de 39 senadores que, con su voto,
forman parte de este acto de encubrimiento y punto final a la conexión
internacional de la participación de Irán
en la masacre.
¿Ni siquiera pueden explicarnos por qué? ¿Para qué? ¿A cambio
de qué? Lo firmaron. Nos entregaron.
Daniel y Beatriz son senadores judíos; y como
dice y piensa Pichetto, si bien no
son “senadores senadores”, ya que
argentinos judíos deben ser discriminados de “argentinos argentinos”, no tuvieron la dignidad de decir ni hacer
nada ante la doble traición. Pactar con
Irán y formar parte de un bloque liderado por un antisemita confeso. Se
callaron y obedecieron.
No
queremos sus disculpas, que comprendemos pueden ser suficientes para la DAIA. Los ciudadanos, además, queremos
que Pichetto se someta a la Ley Argentina Antidiscriminatoria; y,
como gesto, que presente más que disculpas: como mínimo, la renuncia.
Entendemos
que a la hora de la traición, tanto para Daniel
y Beatriz como para el bloque de
senadores al que pertenecen, la “sangre
judía” quizás no sea suficientemente argentina, pero sí sirve para la
votación. En ese caso, no hay “votos
judíos” y “votos votos”. Cuando
se trata de ir por todo, no se discrimina, en la medida en que sea para
inmolarlos en obediencia debida.
FUENTE: http://opinion.infobae.com/sergio-bergman/2013/02/26/daniel-el-traidor/
NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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