“¡Vosotros, que talasteis nuestros bosques, robasteis
nuestro ganado, derrumbasteis nuestras templos y
quemasteis nuestras casas; vosotros, que matasteis a
nuestros padres, violasteis a nuestras hijas y
secuestrasteis a nuestros hijos: no abuséis, no abuséis!”
nuestro ganado, derrumbasteis nuestras templos y
quemasteis nuestras casas; vosotros, que matasteis a
nuestros padres, violasteis a nuestras hijas y
secuestrasteis a nuestros hijos: no abuséis, no abuséis!”
El
jueves, una vez más, después de la tensa audiencia que se realizó en la Corte de Nueva York, a la que
concurrieron, en representación de nuestro país Guita-rrita Boudou y el Invisible
Lorenzino, recuperamos el primer puesto en el campeonato del riesgo-país.
Si somos una de las naciones menos endeudadas –estoy hablando de deuda externa,
no interna- en relación a su PBI, todo el mérito de haber regresado a ese podio
corresponde a la señora Presidente y
su curioso y multifacético pseudo gabinete económico, en el cual cada uno tiene
una postura dogmática diferente.
El
viernes, en su maratónico y autorreferencial discurso, por cierto a veces muy
confuso, doña Cristina mencionó que
hasta Evo Morales conseguía dinero
en el mundo, en realidad mucho más del que pedía, a una tasa (4,5%) anual y a
un plazo (20 años) inimaginables en nuestro mercado doméstico; si Argentina pretendiera regresar, en
estas condiciones, a los mercados internacionales, debería estar dispuesta a
pagar algo parecido al 30%, o sea, tasa
de país en default. Olvidó la señora
de Kirchner mencionar, cuando dijo que el Presidente boliviano
había expropiado hasta el pasto, que siempre pagó a las empresas así adquiridas
por su Estado Multinacional, mientras que aquí nos dedicamos, porque es más
fácil y barato, simplemente a confiscarlas.
Después
de castigarnos por casi tres horas con cifras dibujadas –las citó a valor
nominal, negando que sufrimos una de las
inflaciones más altas del mundo (¡otra
vez campeones!)-, describiendo un país en el que sería maravilloso vivir, y
que hastiaron a los tele-espectadores, que optaron por cambiar de canal en su
enorme mayoría, volvió a dar cátedra al resto del mundo –ese cuya crisis tiene,
en América Latina, la enorme puntería de afectarnos sólo a los argentinos-
olvidando que, tal cual dijo Martín
Caparrós, el peor escenario europeo de hoy es infinitamente mejor al que se
observa en muchísimas zonas del Conurbano.
El 30% de la población urbana de todo el país –cifra que equivale más de 11,1 millones de personas– vive con menos de $ 35,50 por día o $ 1.067 por mes.
Un
párrafo aparte merecen sus referencias a los salarios de las fuerzas de seguridad –Gendarmería, Prefectura y Policía Federal- y a las inversiones en
equipamiento destinado a las mismas. El Gobierno
está muy preocupado por una protesta masiva que, de ser ciertos los rumores al
respecto, se producirá el martes 5 de marzo de 2013 (5M), inclusive, ha trascendido una carta del jefe de la segunda (PNA) a sus subordinados, recordándoles la
vigencia de la obligación de obedecer a sus mandos.
A
continuación, descerrajó sobre Lorenzetti,
el Presidente de la Corte, que no
sabía qué cara poner cuando lo enfocaban las cámaras, el peor ataque que
recuerde sobre la Justicia. No voy a
referirme, hoy al menos, a las características de las reformas –elección
popular de los miembros del Consejo de
la Magistratura, limitación de las medidas cautelares y creación de nuevas cámaras de Casación- cuya sanción doña Cristina pedirá al ex Hº Congreso; las páginas de los
diarios del sábado y de hoy han comenzado a realizar análisis de los anuncios
que, con seguridad, será completada por mis colegas.
Pero,
a la luz de lo que sucedió en nuestro parlamento con el trata-miento (la oposición
trata, y el Gobierno miente) del
acuerdo con Irán, pocas esperanzas
tengo acerca de un eventual rechazo en la casa de las leyes para las propuestas
de Olivos -¿o debería decir del Chino Zannini?- pero, como siempre, me
preocuparon mucho las primeras expresiones de los opositores luego del discurso presidencial.
Recordé,
entonces, una antigua y breve nota de un querido amigo, a la que tituló “Darse cuenta”
(http://tinyurl.com/b6hlncy), que escribiera un año antes de morir y que
debiera estar en la mesa de luz de todos los políticos no kirchneristas. Al utilizar el final de la República de Waimar para componer su
metáfora, José Enrique Miguens
esbozó, tal vez sin percibirlo, un futuro para la Argentina perfectamente comparable con la Alemania de Hitler;
compruébelo usted mismo pinchando el link.
Si
ha tenido la enorme paciencia de leer estas reflexiones semanales, verá con
claridad que mis pronósticos acerca del panorama terrible que ofrece hoy un cristinismo dispuesto, confesadamente,
a pelear hasta las últimas consecuencias para retener el poder, no hacen más que
confirmarse. La “democratización” de la Justicia, como se llama el nuevo
caballito de batalla del Gobierno,
no es otra cosa que un intento de colonizar al último poder del Estado que le queda. Presumo que,
después de leer la nota de Miguens,
los opositores aprenderán a tratar con la Casa
Rosada y, sobre todo, a no dejarse engañar más por los cantos de sirenas y
los pomposos y atractivos títulos que ésta da a cada uno de sus disparates. Al
respecto, recuerdo lo que expresé cuando quienes dicen no compartir las
políticas oficiales votaron, casi por unanimidad, el ascenso de Gils Carbó a la Procuración General de la Nación; puede ser que, ahora, hayan
descubierto que al primer apellido de la funcionaria le faltaba una “e”.
Ayer,
con sus renovadas críticas a Lancha
Scioli y a Massa, doña Cristina agredió a las únicas
figuras que podrían llevar al triunfo su boleta electoral en la Provincia de Buenos Aires. Como sé que
no confía en la popularidad de Alicia
Kirchner, por mucha portación de apellido que ésta ostente, sólo me cabe
concluir en que la señora Presidente
–como yo mismo- no cree en un final democrático para su período imperial; ¿en
qué variante del incendio de Roma
estará pensando la mesa minúscula de
Olivos? De todas maneras, parece haber algunos personajes del entorno que
no estarían de acuerdo con que esa apocalíptica salida sería una solución paras
sus futuros problemas y, preocupados por su libertad y su reciente fortuna,
están pidiendo ser designados embajadores.
El 21 de marzo, la ciudadanía se ha
autoconvocado a repetir, incrementándola, la masiva manifestación del 8 de noviembre, en los mismos lugares y
con idénticos horarios. Me parece bien. Creo que hay que enviar un muy fuerte
mensaje al Gobierno: ¡Hasta aquí llegaron, y de aquí no pasarán!
Bs.As.,
3 Mar 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. +54 (11) 4807 4401/02
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