Miles de uniformados que en su oportunidad cumplieron
órdenes emanadas de las autoridades constituidas se encuentran detenidos por el
sólo hecho de haber defendido las
instituciones de la república amenazadas de muerte por el Ejército
Revolucionario del Pueblo y Montoneros; ambas organizaciones militares que, con
apoyo de Cuba y para subordinarse a ese país pretendieron, a como diera lugar,
apropiarse del poder para imponer un sistema de gobierno contrario al
constitucionalmente establecido.
Muchos de ellos eran entonces jóvenes que, por amor a la
Patria y vocación de servicio, se formaron dentro la estructura de la defensa
organizada del Estado y se sometieron, voluntariamente, a una férrea disciplina
y al duro entrenamiento en el manejo de hombres y de armas con la finalidad de
salvaguardar los intereses de todos los argentinos, sus casas, sus bienes y su
derecho a la autodeterminación.
Fue una guerra, pero una guerra de las más crueles, la de
guerrillas, que captan adolescentes y aún niños y los preparan para acciones de
sabotaje y terrorismo; que se infiltran y se camuflan en la población civil
inocente haciendo muy difícil su identificación.
¿Hubo errores? ¡Por cierto que los hubo!, pero no ha
existido en la historia de la humanidad guerras asépticas. En toda guerra lo
importante ha sido siempre obtener la victoria. ¿Alguien podría, en un
ejercicio de imaginación pensar qué hubiera pasado en nuestro país si esas
facciones hubieran triunfado?
Se los juzga fuera de los jueces naturales y los códigos y procedimientos
que estaban en vigor en la época en que se produjeron los hechos. Muchos
permanecen detenidos sin causa por períodos que exceden los establecidos para
su juzgamiento. Otros mayores, ya ancianos, privados de la posibilidad de ser
detenidos en sus domicilios.
Tal vez, en mi opinión, ya fuera hora de considerar: que
ciertamente los terroristas guerrilleros organizados militarmente nos llevaron
a una guerra no querida ni deseada por el conjunto de la sociedad, y que esta,
dentro de lo que establecían las leyes y roles para las estructuras que la
componen, empleó el instrumento militar para su supervivencia; que es
naturalmente injusto juzgar a una sola parte de los actores de esa guerra
dejando libres y sin siquiera condena moral a la otra; que tal vez ya fuera hora de la concordia, y que esta podría comenzar
con el cese de los juzgamientos de los hechos derivados de esa guerra.
Jorge Augusto Cardoso
DNI: 7.784.561
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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