Oscar Ojea, presidente del Episcopado y hombre cercano al Papa |
(9)
Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro
abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas (10) Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos
fuera, Porque se rebelaron contra ti.
Salmo
5, 9-10
No importa, en cuanto
se habla de grieta, manejar números. Más o menos perseguidos de un lado o del
otro no hace a la cuestión, porque una grieta se produce en la sociedad, cada
vez que la mentira, la injusticia y la venganza se convierten en los patrones
del pensamiento de aquellos que, por su ubicación política, religiosa o social,
son referentes de la misma.
Independientemente de
cuanto haya decaído la Iglesia Católica en la Argentina es exacto decir que los
obispos son aún personas de influencia en los círculos políticos y sociales
argentinos, aunque cada vez sean menos tenidos en cuenta por aquellos que en
algún momento fueron su verdadero rebaño, su palabra todavía es escuchada y su
preocupación por el abismo que divide a la sociedad argentina- al menos de
palabra- es para muchos, meritoria.
Sin embargo, en
consonancia con la hipocresía flagrante de la que hacen gala desde hace años
los administradores diocesanos de la institución- que no Pastores de la Iglesia
Católica- han elegido no cerrar la grieta. En verdad, sea por “corrección
política”, por cobardía o por simple compromiso ideológico, han optado por
pararse de un lado del abismo viendo con inocultable desdén el dolor, el
abandono y la muerte que hay en el otro lado del mismo.
Seamos, aunque duela,
sinceros. A ninguno de los administradores diocesanos que de alguna manera
tienen relación con la Argentina; ni al de Roma ni a la mayoría de los que se
mueven por estas tristes Provincias Unidas del Sur, les interesa la verdad;
solo corren detrás de una efímera ganancia política, o de un espurio
reconocimiento por parte de los que han
hecho de la muerte y su usufructo un trueque siniestro y tramposo.
Enrique Angelelli |
Aunque estas
actitudes vienen desde lejos, dos cosas, en lo que va del año, han terminado de conformar esta afirmación,
primero, la beatificación de un administrador diocesano, Enrique
Angelelli, que en los setenta se dedicó
con vehemencia a cavar esa grieta.
Porque cabe, ante
esta “sacra” tramoya, preguntarse quién miente, ¿Mintió en su momento Monseñor
Witte (1) que hizo una profunda
investigación de la muerte de Angelelli lo que le permitió decir que había
muerto en un accidente y no asesinado?, ¿mintió Monseñor Zaspe cuando dijo en
Santa Fe, entre otros a mi padre, que: “el “Pelao” se había matado en un
accidente, nunca cuidaba el auto…”?, ¿Mintió Monseñor Giaquinta (2) cuando dijo no existía ninguna
evidencia que permitiese concluir que la muerte de Angelelli hubiese sido
intencionalmente procurada, más allá de que había muchos que deseaban su
muerte? o mienten el Papa y los obispos argentinos más preocupados en hacer una
utilización espuria pero “políticamente correcta” de la beatificación de un
individuo que, para una parte importante de los católicos argentinos que
vivimos esa época, no era otra cosa que un facineroso dedicado a cavar esa
grieta que hoy de manera frívola muchos dicen que les preocupa.
No obstante las
protestas, incluso dentro del obispado nacional, se salieron con la suya; la
Rioja se venía cocinando desde hace tiempo en la salsa beatificadora recetada
por el obispo de Roma y un grupo grande de prelados se turnaron ese día como
bastoneros de una extravagante ceremonia donde la nota de color la puso un
grupo de curas que se dedicaron a insultar con vehemencia propia de carreros a
la vicepresidente de la República. De cualquier manera poco interesa una
beatificación más en Argentina, en tanto y cuanto estamos en un país donde el
Gauchito Gil llena de altares e imágenes las rutas mientras la Difunta Correa
mira con tristeza los lugares perdidos.
Poco importa que
movidos por una rastrera decisión política la iglesia argentina haya
beatificado a ese sujeto; lo que verdaderamente duele es que lo hayan declarado
“mártir de la fe” y aunque la pregunta obligada sea ¿de qué fe?, es aquí donde
se deja ver la pérfida y sesgada mojigatería del episcopado nacional que supone
desasosegadamente que en esa época hubo un solo mártir y este, estaba del lado
de aquellos que asaltaron la república en pleno gobierno democrático, ponían
bombas y asesinaban a cualquier policía que estaba de facción para hacerse de
sus armas.
Carlos Alberto Sacheri |
Es muy difícil tratar
de convencer a obispos, secuaces et als que en esa época sobraron argentinos
que por su compromiso con la Iglesia, con la vida y por las características de
sus muertes- martirios verdaderos- tenían muchos más derecho que este capellán
de forajidos para ser declarados Mártires de la Fe. Nombremos solo a dos,
haciendo hincapié en el hecho que estos dos mártires jamás empuñaron un arma
ni, menos aún, sostuvieron que el camino era la violencia: Carlos Alberto
Sacheri y Jordán Bruno Genta hombres de paz y verdad que brillan por su martirio con luz propia ya que
fueron fieles a la exhortación de san Pablo, y dieron la buena batalla
“guardando la fe y una buena conciencia…” (1 Timoteo 1:19). Asesinados un domingo después de comulgar,
estos cristianos inmolados en una guerra sucia y cruel solo recibieron de obispos y cardenales el olvido
como oración. (3)
Jordán Bruno Genta |
A los pocos días de
la “beatificación” que hemos relatado, la CEA nos regala una muestra más de
cuan oblicua es la mirada con que ellos escrutan la realidad argentina y su
historia reciente. Que su apresuramiento “políticamente correcto” les haya
jugado una mala pasada no les ha evitado embarrarse en la charca de otro
papelón monumental. (4)
En consonancia con la
aparición de un nuevo “nieto” la Conferencia Episcopal Argentina envió una
salutación a la “orga” Abuelas de Plaza de Mayo en la que les daban gracias por
el servicio en nuestra Patria “a la reconstrucción de la historia y al
encuentro con la verdad que sana". ¿Nadie les dijo que con ese tema tienen
que manejarse con pies de plomo?, ¿nadie que los quiera bien fue capaz de
decirles que desde 2009 el Banco de Datos Genéticos esta sospechado de
manipulaciones punibles? (5) (6),
¿en que lugar del planeta vivían cuando todos los argentinos sabían que la
presidente de “abuelas” estaba implicada en una persecución infame a los hijos
de la Sra. de Noble?
Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia |
Esta es la realidad
de nuestro “episcopado”; han descubierto que es más fácil no hacerse problemas
y darle, a cada quien lo pida, una iglesia a medida que sostener, con fuerza y
Fe la Doctrina. Son ellos quienes se han
quitado, por falta de voluntad, por deformación ideológica o simplemente por
temor, el báculo de la autoridad- porque el pastor no solo ama sus ovejas
también sabe ordenar sus tiempos de pasto y sueño- y han entregado a los lobos
el rebaño negándose a ver que llegará el momento en que se acusará, no solo a
ellos sino a todos los católicos, de estos desatinos; anatema que no caerá
sobre un cura del sur o uno de Santiago del Estero, ni, menos aún sobre el
obispo tal o cual; será, como siempre, en la generalización estúpidamente
simple pero efectiva que los enemigos de la Iglesia hacen, que solo Ella es
culpable y que solo de Ella provienen todos los males que al hombre le afligen
desde que, en Cesárea de Filipo, Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Simón Bar
Jonás: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te
daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará
atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los
cielos”.
José
Luis Milia
1.-
monseñor Bernardo Witte OMI, sucedió a Angelelli como obispo de La Rioja
(1977-1995), luego del interregno de mons. Rubiolo como administrador
apostólico de la diócesis. Aún a riesgo de su integridad, investigó la muerte
de Angelelli, pero también las de Murias, Longeville y Pedernera y fue quien
hizo pública la denuncia de que estos tres habían sido asesinados.
2.-
Monseñor Carmelo Giaquinta, arzobispo de Resistencia (22/03/1993 – 01/04/2005).
En 2006 la Conferencia Episcopal Argentina le encomendó a Mons. Carmelo
Giaquinta, una nueva investigación sobre la muerte de Mons. Angelelli.
3.-
A los pocos días de ser asesinados Sacheri y Genta, sus familiares y amigos
recibieron la siuiente esquela firmada por el Ejército Revolucionario del
Pueblo “22 de Agosto”: “Nos dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los
dos contactos mantenidos… en las personas de los queridísimos aunque extintos
profesores Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri… Enterados de la ferviente
devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían
infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo
Rey según el antiguo y el nuevo ‘ordo missae’ y ha permitido que los nombrados
comulgaran del dulce cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en
la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa
Eucaristía…”
4.-
La historia del nieto recuperado 130: su padre era miembro de la inteligencia
naval. www.clarin.com.ar.
5.-
Comprueban irregularidades en el Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand.
Clarín 22/10/2009
6.-
Desaparecidos: denuncian el riesgo de manipular las muestras de ADN. Jorge
Lanata, “periodismo para todos” 22/09/2013.
Clarín 23/09/2013
Non nobis, Domine, non
nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
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