La
decisión del gobierno nacional de realizar un homenaje a los militares
asesinados por la organización Montoneros en un regimiento de Formosa, 44 años
atrás, constituye un gesto que debe ser destacado.
Durante lo que
va de su mandato, el presidente Mauricio Macri se ha cuidado de manera especial
de no expresar públicamente ningún apoyo a este tipo de conmemoraciones,
seguramente mal aconsejado o convencido de que, al hacerlo, más allá de sentir
que corresponda, podía provocar una profundización de la grieta política y
social en la que se encuentra sumida buena parte de nuestra sociedad.
Que
el primer mandatario haya reconsiderado su actitud es positivo.
Siempre es tiempo cuando los reconocimientos son merecidos, en especial cuando
se han retaceado o negado durante tantísimo tiempo. No se trata de convertir este tema en una cuestión electoral, sino de
no faltar a la verdad. Hay víctimas y familiares de víctimas de los que
nadie se ha ocupado debidamente a lo largo de los últimos gobiernos.
Pasaron más de
cuatro décadas desde que Montoneros decidió atacar el Regimiento de Infantería
Monte 29 de Formosa, en lo que se conoció como “Operación Primicia”. En ese
sangriento episodio perdieron la vida 12 militares, un policía y nueve
integrantes de la agrupación guerrillera.
El 5 de
octubre de 1975, en pleno gobierno constitucional, el plan que
Montoneros dispuso para cumplir con su propósito incluyó el secuestro de un
avión comercial de Aerolíneas Argentinas para desviarlo rumbo a Formosa con 102
pasajeros. La operación incluyó el copamiento del Aeropuerto Internacional El
Pucú, con toma de rehenes. Unos 30 guerrilleros amados ingresaron en el
regimiento en camionetas disparando contra todo, incluso contra conscriptos que ese día, un domingo en horas de la tarde, se
encontraban descansando.
Durante el
aniversario conmemorado el año último, el secretario de Derechos Humanos,
Claudio Avruj, viajó a Formosa para sumarse al recuerdo que, entre otras
víctimas, mantiene vivo Jovina Luna, hermana de Hermindo Luna,
conscripto que resistió heroicamente el ataque, e impulsora de una
investigación penal por el cobro de escandalosas y millonarias indemnizaciones
por parte de militantes de Montoneros que protagonizaron aquella masacre.
Según la denuncia de Luna, familiares de al menos nueve montoneros percibieron de parte del Estado unos 60 millones de pesos (alrededor de un millón de dólares al valor actual), presentando casos falsos de ejecuciones sumarias, entre otros delitos, para que cuadraran dentro de las disposiciones de las denominadas “leyes reparatorias”.
Además,
en otra clara muestra de discrecionalidad ideológica, los guerrilleros han
pasado a ser vergonzosamente merecedores de reconocimiento como víctimas del
terrorismo de Estado, tal cual consta en las placas del Parque de la Memoria
donde sus nombres han quedado inscriptos.
La actitud del
kirchnerismo sobre este hecho en particular y sobre estos grupos armados que
tan activamente trabajaron para imponer ideologías foráneas y contrarias a la
libertad y los valores que sustenta nuestra democracia ha sido siempre la reivindicación
de los guerrilleros y la deliberada ignorancia de quienes fueron blanco de su
odio.
Un sector del
kirchnerismo lo ha explicitado una vez más sin ningún tipo de rodeos, hace
pocos días, en la palabra de Horacio
González, exdirector de la Biblioteca Nacional y cabeza de un grupo de
intelectuales que pregonan la “necesidad” de reescribir la historia
para generar “una valoración positiva de
la guerrilla de los 70”, a gusto personal de esos escribientes.
Macri no
viajará hoy a Formosa. El acto del que participará tendrá lugar en el
Regimiento de Patricios, en Palermo. Está previsto que, entre otros, lo
acompañen Avruj y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Claudio Pasqualini.
También, la hermana del soldado Luna, quien como el resto de familiares y
amigos de las más de 17.000 personas
que, según el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas
(Celtyv), fueron damnificadas por el terrorismo -de las cuales 1094 resultaron asesinadas- , reclama justicia y una
memoria histórica completa sin más desviaciones ni oportunismos políticos o
ideológicos.
Ninguna
política de derechos humanos puede alentar que se excluya del reconocimiento a
víctimas de la violencia para garantizar la impunidad de nadie. Continuar bregando por una memoria integral
contribuirá a despejar los sentimientos de odio o venganza que aún nos dividen
y que urge superar para dejar de mirar hacia el futuro con los ojos fijos en el
pasado.
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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