MOYANO NO ES SCIOLI
21/06/2012
Por Mauricio Ortín

Además
de Cristina, Hugo Moyano es el único tipo con verdadero poder en la Argentina.
Poder como para desafiar al kirchnerismo, se entiende (Clarín, por ahora, sólo
resiste). El camionero tercia en el gremialismo y en política desde principios de
los setenta, cuando los padres de Kiciloff
ni siquiera habían formado pareja. Conoce el paño como pocos. Fue el único que
construyó poder propio en los últimos diez años. Toda una hazaña,
atendiendo a que lo hizo acompañando a esa máquina de picar carne que fue Néstor y es Cristina. Tal vez, construyó demasiado; pensarán aquellos que en el
“reducido” espacio del poder no hay
lugar para dos (¡que le pregunten al “Tío” Cámpora que de eso es enseñado!).
El hecho es que, Moyano, de ser uno
más del montón de sindicalistas pasó a ser el principal referente del poder
obrero en el kirchnerato.

Ni Lorenzo
Miguel, ni Augusto Vandor, ni
ningún otro líder sindical tuvieron jamás dentro de un gobierno el peso
político que llegó a tener Moyano
con los Kirchner. En los últimos
diez años el Moyano actuó como si le
hubiesen extendido “carta blanca”
para hacerse dueño de la calle. Con la aquiescencia oficial impidió la salida
de importantes diarios, bloqueó con sus camiones a grandes empresas, se hizo por
la fuerza de afiliados de otros gremios, etc. Mas, de ninguna manera se puede
decir que exhibió toda la fuerza que posee y que puede desplegar cuando le
venga en gana. Hacer venir a la presidente
de la Nación de una reunión internacional importante ¡Es poder a secas! Poder para hacer daño, pero poder al
fin.

Con Moyano no puede lo que con Scioli y Macri (jugar con ellos como hace “el gato maula con el mísero ratón”). Es que, paralizar el país dejándolo sin combustibles tiene el
mismo o mayor efecto que una huelga general. Por el contrario, Amado Boudu, (sin Cristina detrás) asusta menos que “Bamby” atado. Aníbal Fernández; Nilda Garré, etc. y toda la
Cámpora tienen su porcentaje de poder encadenado al ánimo con el que ese
día se levantó la presidente, a la
frecuencia frenética con que baten las palmas en el momento que ella habla de “El”
y, también, a la energía con que festejan las ocurrencias de Cristina cuando se pone en canchera. Máximo, tiene más poder que todos ellos
juntos (sumados los diputados y senadores del Congreso de la Nación).

Hugo Moyano, en cambio, está en otra
categoría. Es un peso pesado. A él, así como así, no se le puede enquistar un Mariotto y, menos aún, apurarlo con un “cuatro de copas” como el rockero Boudu. Rodeada de adulones y
bufones cortesanos la presidente
está recién advirtiendo: que, fuera de ella, no hay espadas diestras; que no
cuenta con un Domingo Cavallo o un César Jaroslavsky para amortiguar el
envite; y que, también, a veces la suerte se acaba.
La verdad es que no es así.
ResponderBorrarEl único nombre que el kirchnerismo no puede mencionar es el de Lucía Folino.
Ahora, nosotros, le damos el apoyo desde Alemania, España e Italia.
y el sionismo judío se joderá.
Se avecina un nuevo Holocausto.
Y no da para hacer chistes con eso.