30/06/13 - 07:45hs
La Iglesia mostró sus
grandes diferencias con el Gobierno de Cristina Kirchner. El Papa Francisco recibió al líder Qom Felix Díaz y avanzó sobre el Banco del Vaticano, mientras acá se reprime a los aborígenes y se premia
al dinero sucio
Muchas veces, un gesto vale más que mil palabras. Y esto lo
saben muy bien las máximas autoridades de la bimilenaria Iglesia Católica,
que cada vez muestran más diferencias ante un gobierno como el que encabeza Cristina Fernández que se diluye en su
propia soberbia y autoritarismo.
En la semana que pasó, los máximos referentes del
catolicismo, empezando por el Papa
Francisco, le marcaron la cancha al gobierno, tanto en el plano social
(alertando nuevamente, por ejemplo, por deterioro de la situación social) como
en el político. Haber recibido en el Vaticano al líder aborigen Félix Díaz, que está denunciando una violenta
represión ordenada por autoridades gubernamentales K contra su comunidad (que
hasta incluyó asesinatos) no fue un dato para nada menor. Y más si se tiene en
cuenta que lo hizo pocos días después de que la Casa Rosada le negara una
audiencia al cacique, aduciendo que su reclamo estaba “politizado”.
Eso no fue todo. El Papa
Francisco decidió apretar el acelerador a fondo en su proyecto de transparentar
al máximo el Banco del Vaticano,
sacudido por pesadas denuncias de lavado de dinero desde hace décadas. Hasta se
allanó el camino para que, con el consentimiento de la autoridad papal, se
produjera el arresto de un monseñor, que habría tenido un “rol relevante” en la Administración del Patrimonio de la Sede
Apostólica (APSA): el organismo que gestiona los bienes de la Santa Sede, donde
era responsable de la Contabilidad.
Esta movida se da en momentos en que está todo listo, en la
Argentina, para que a partir del lunes comiencen a emitirse los denominados CEDIN, los bonos que lanzara el
kirchnerismo para seguir el camino contrario al que plantea Francisco: abrirle la puerta de nuestro país para que terroristas,
narcotraficantes, mafiosos y delincuentes de distinta calaña puedan blanquear
sus dólares mal habidos.
Insolencia
Si algo faltaba para terminar de configurar el hecho de que
la Iglesia haya decidido tomar distancia del gobierno es la carta que el Sumo Pontífice le envió a la exsecretaria de Néstor Kirchner, Myriam Quiroga, que viene denunciando
distintas operaciones de lavado de activos que involucrarían a allegados a la
familia presidencial.
Como si fuese una broma, el viernes a última hora, la presidenta dio a conocer una carta insólita que le envió al Sumo Pontífice por la celebración del “Día
del Papa”. La misiva, que no respeta el más mínimo criterio protocolar,
y hasta puede ser tildada de burda, afirma: "La
verdad es que es la primera vez que le escribo a un Papa. Y ni que hablar de
felicitarlo por el Día del Pontífice. Ni idea".
“Me dijeron que eso
siempre lo hacía la Cancillería o la Secretaría de Culto. Pero como ahora el
Papa es argentino, debería hacerlo la Presidenta. Me mandaron un modelo de
carta que parecía escrita de compromiso protocolar del siglo XIII. Les dije
‘eso no lo firmo’. Para eso mejor sigan enviando lo que mandaban. Así que me
tomé la licencia de dirigirle una carta (acepté que fuera dirigida a Su
Santidad bla, bla, bla, tampoco es cuestión de no aceptar nada). Así que Feliz
Día del Pontífice", expresa el texto.
Este tipo de
actitudes no hacen más que demostrar que, lamentablemente, la máxima autoridad
política del país, está mostrando serios problemas de conducta.
Y esto es muy peligroso para una nación, como la Argentina,
que tiene una estructura institucional fuertemente presidencialista, que requiere que sus mandatarios estén
completamente en sus cabales. Y más en momentos tan complicados como los
que nos toca vivir, donde la crisis económica y la recesión está teniendo
profundas consecuencias en amplios sectores de la sociedad, a partir de una
inflación que daña considerablemente el poder adquisitivo de la clase media y
de los sectores populares, a lo que se le suma una progresiva pérdida del
empleo.
Poco parece importarle esta situación a la presidenta que,
ante la falta de figuras representativas en el oficialismo, ha decidido ponerse
a la cabeza de la campaña del oficialismo. Por eso hizo designar a dedo a un
ignoto intendente del Conurbano para que encabece la lista de diputados
nacionales de la provincia de Buenos Aires
(que es la madre de todas las batallas en términos electorales), acompañado
por los dirigentes más alcahuetes del kirchnerismo, con el objetivo de que sea
ella y nadie más que ella la principal protagonista del oficialismo en los
comicios.
Es tal la
desesperación que empieza a anidar en el seno de la administración K, ante una
final inexorable pautado para diciembre de 2015, que todos los días tiran
manotazos de ahogado. Sin escalas, pasa de utilizar a la AFIP para apretar al
presidente, por el fallo que declaró inconstitucional una parte de la reforma
judicial, a recomendar a la gente que vuelva al siglo XIX y amasar el pan con
sus propias manos porque el gobierno no puede dar soluciones a la disparada de
los precios de este alimento esencial.
Ante este panorama, las próximas semanas no pintan demasiado
bien para aquellos que esperan que, al menos, el gobierno de turno esclarezca
propuestas para poder empezar ver la luz al final del túnel.
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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