Por Rosendo Fraga
La frase que da significado a los nuevos cuatro jefes de Estado Mayor es la afirmación del titular del Ejército, general César Milani, la figura militar
clave en términos políticos, quien sostuvo que las Fuerzas Armadas "acompañen con renovadas ansias el
proyecto nacional".
Luis María Carena, César Milani, Mario Miguel Callejo y Gastón Fernando Erice |
En términos
políticos, ello implica la intención de alinear a la estructura militar con el
proyecto del kirchnerismo.
Hasta ahora, la política
militar había tenido como eje la subordinación y desarticulación de las Fuerzas
Armadas, combinando la baja presupuestaria, la anarquización y postergación
salarial y una constante revisión del pasado por las violaciones a los derechos
humanos de los años setenta.
La crisis de la campaña antártica, que de hecho privatizó el
gobierno nacional al arrendar medios privados de países como Holanda, Rusia y
Sudáfrica, por la incapacidad de las
Fueras Armadas para cumplir una función estatal básica, ha puesto en
evidencia la situación en que están las Fuerzas. El fracaso que se produjo este
año llevó a un avión Hércules de transporte de la Fuerza Aérea uruguaya a tener
que participar en el puente aéreo de emergencia que se improvisó para abastecer
las bases afectadas.
Los medios de las Fuerzas Armadas se degradaron en los
últimos años. Sólo la inteligencia militar recibió más fondos y equipos que en
el pasado. Además, más mandos de esa especialidad fueron promovidos.
Posiblemente, haya que buscar el desencadenante de esta
decisión en las recientes inundaciones de La Plata. Entonces, La Cámpora
desplegó su primer gran operativo "territorial"
sobre la base de los camiones y la logística de la Guarnición La Plata. Los
viejos camiones Reo de origen norteamericano adquiridos en 1961 -los más
modernos, por lo general, han quedado fuera de funcionamiento- fueron los
vehículos más utilizados.
La propia Presidenta
participó del operativo y habló con los medios de comunicación desde la
lavandería del Regimiento VII de
Infantería Mecanizado Coronel Conde de La Plata, donde elogió la participación
del Ejército.
EL RELATO POLÍTICO
En paralelo, se articuló el "relato" político-ideológico para justificar el giro en
la política militar.
Acto durante el Operativo Dorrego (1973), Dante Gullo (izq.),
Angel Robledo, ministro del interior, Oscar Bidegain y el general Carcagno
Hace cuarenta años, el jefe
del Ejército designado por el presidente
Héctor J. Cámpora, el teniente
general Jorge R. Carcagno, acordaba con la Juventud Peronista (brazo político de Montoneros) un operativo conjunto de carácter social, que se
denominó Dorrego -el nombre del
mismo prócer que hoy lleva el Instituto del Revisionismo Histórico-, para
paliar los efectos de una grave inundación en la provincia de Buenos Aires. Fue Perón ya presidente, quien al poco
tiempo relevó a Carcagno y terminó con el experimento.
Aparece, así, para el relato, un capítulo trunco del
proyecto de Cámpora de 1973, que se reedita ahora.
Pero, al mismo tiempo, este giro en la política militar se
da cuando la Presidenta acentúa su
adhesión al modelo chavista, tanto en la política económica como en la
exterior, así como en lo cultural y en la interpretación de la historia, como
bien lo evidencia la estatua de Colón ya tumbada.
Más allá de estas coincidencias, la diferencia más relevante
entre el kirchnerismo y el chavismo estaba en el rol de las
Fuerzas Armadas. Un pilar de la coalición de gobierno en el primero y un sector
estatal marginado en el segundo. Esta
diferencia puede comenzar a superarse ahora y el modelo kirchnerista intentar
coincidir con el chavista también en esta cuestión.
Quienes se dedican a la sociología militar tienen en la
Argentina un dato empírico útil para conocer el voto de los militares y es cómo
vota la población de la Antártida. Más del 80% son militares en actividad y
constituyen, además, una muestra muy aproximada al total de los militares, en
cuanto a porcentaje que presentan cada una de las fuerzas y de sus grados y
jerarquías.
En 2011, Cristina fue
reelegida con el 54% de votos en el país y sólo el 8% en la Antártida.
Nunca un presidente tuvo una brecha tan grande entre el promedio y el voto
militar, algo que quienes hoy emprenden esta nueva etapa para alinear a las
Fuerzas Armadas con el proyecto K no deben olvidar.
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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