Por Julio Bárbaro
Se expandió una supuesta teoría
según la cual los demás deforman las noticias y en consecuencia ellos, los que
nos gobiernan, deben cuidar que no nos engañen. La carrera de Medios de la UBA
sufre un virus de marxismo gastado y vencido que imagina corporaciones privadas
por todos lados y desarrolla la teoría del Estado que puede defenderlos. La Ley de Medios se basa esencialmente en
combatir a los privados utilizando su dimensión como excusa y su libertad como
motivo de la persecución.
En los medios privados triunfa el talento del que convoca a la
audiencia; en los medios públicos, el talento principal es la obsecuencia
disfrazada de lealtad al poder de turno. En este proceso termina siendo
todo deformado. Por ejemplo, la justicia
es “legitima” cuando defiende a
miembros y a los poderosos del Gobierno que son siempre los más poderosos
de todos. Y se transformaría en “ilegitima”
cuando cuestiona al poder en ejercicio. Y ese mismo poder en ejercicio, se
victimiza y acusa de ser perseguido por los que encuentran sus corrupciones que
son asumidas y conocidas por todos los actores.
El marxismo cayó en el mundo
simplemente porque lo único peor al poder económico y las corporaciones son los
burócratas. Cuando la Presidenta
defiende a Cuba y a Fidel no lo hace por la justicia que supuestamente lograron
sino tan sólo por el autoritarismo y la burocracia que realmente engendraron.
Cuba es el último baluarte del marxismo, de ese marxismo que desaparece en el
mundo, que el peronismo superó en su momento de expansión y que el kirchnerismo
viene a descubrir y elegir como su pensamiento propio cuando ya tiene sus
últimas bocanadas de respiración artificial, tan artificial que durante mucho
tiempo vivió de Rusia y luego necesitó vivir de Venezuela. Ahora desarman su
dictadura con pretensiones de proletariado y realidad de burocracia.
El taxista que hace unos meses me
llevaba al aeropuerto de La Habana me decía: “nunca me animé a hablar por miedo a dejar sin alimento a mis hijos,
ahora le digo a usted y me arriesgo, ese ejército enorme que tiene Fidel no
sirve ni para hacerle cosquillas a los gringos, ese ejército enorme es para
controlarnos a nosotros”. Mucho miedo hay en Cuba. Este último fue mi sexto
viaje a la isla, siempre intenté entender esa realidad; en los últimos tiempos
ya no había nada para entender. Hace un tiempo viajamos con De la Sota a
Paraná, Entre Ríos, participamos de un acto. Al otro día compré los dos diarios
y ninguno mencionaba al gobernador de Córdoba. ¿El motivo? Sergio Uribarri
maneja los dos periódicos, según me dijeron conocidos entrerrianos. El kirchnerismo es un camino directo hacia
la dictadura de la burocracia, siempre en nombre del proletariado, en nombre de
ése al que sólo le daban el lugar de clientela electoral.
Ellos instalaron el dogma que dice
“la ley de medios termina con las
corporaciones”. No explican que se convierte en una nueva y gran
corporación al servicio del Estado. Las
corporaciones hoy más fuertes son el Gobierno y la corrupción que lo acompaña.
Hay algunos grandes que vienen de antes, pero cualquiera de ellos al lado del
kirchnerismo es un nene de pecho. Que no
sigan con el cuento de ver la paja en el ojo ajeno, el Gobierno ya no puede
dejar de ver la viga en el propio ojo, y eso es la corrupción.
Hubo uno que en tiempos de otra
dinastía escribió un valiente “Robo para
la corona”. Con la actual monarquía supo dejar en claro que era sólo para
reclamar su parte. Si la corona menemista robaba y la kirchnerista no, no es un tema ideológico, es sólo un asunto
de complicidad.
Discepolín supo decirnos con su talento infinito en Cambalache que “los inmorales nos han igualado”. Se quedó corto, no conoció al
Kirchnerismo. Habría que cambiar la letra: “los inmorales nos han superado”. No
sé si rima, pero es mucho más cercano a la verdad.
NOTA: Las imágenes y no todos los destacados corresponden a
la nota original.
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