Aunque la noticia ya
tiene 48 horas en los periódicos, nos cuesta creer que al preso Comisario
Etchecolaz, más que octogenario y enfermo, se le haya negado el beneficio de
prisión domiciliaria que se concede a mayores de 70 años, y como respuesta a su
huelga de hambre se lo haya internado en
un hospital con autorización a
los médicos de proceder si fuera necesario a su alimentación forzada.
Más que la
desnutrición quizás, el estrés y
discriminación al que está siendo sometido permiten presagiar un fin próximo y
dramático. En
efecto, en su resolución el responsable Juez Kreplak refiere que “no reune las condiciones clínicas ni
psicológicas requeridas para acceder al beneficio”, siendo que la edad
mayor a 70 años es suficiente por la ley para concedérselo, y que no hay -que
tengamos conocimiento- presos en las
cárceles de más de 80 años acusados de delitos que no sean los llamados de "lesa humanidad" por el
régimen kirchnerista, lo que supone a mi
juicio una discriminación y especial ensañamiento con este grupo humano en particular.
¿Estaré en la Rusia
de Stalín, o en la Alemania de Hitler? O mi pobre Argentina ha
llegado más bajo que lo que nunca jamás imaginé?
Santiago
Floresa
santiagofloresa@gmail.com
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