miércoles, 30 de mayo de 2012

Carta de un soldado Aspirante a Oficial de Reserva (AOR) clase 1978 del R11 de Infantería de Rosario.


Querido Coronel...

Estuve pensando durante el día que significaba el Día del Ejército para mi y como habían sido mis jefes factores de importancia en esa significación.
Mi conclusión en el breve lapso de casi 9 meses en los que serví a la Patria es:

1. Aprendí a valorar el compañerismo.

2. Saqué al hombre que ocultaba tras la fachada de un muchachito.

3. Desde ese momento comprendí que conseguir objetivos valiosos era tarea de valientes y que ser valiente es solamente sobreponerse al miedo, rezar a Dios, mi ángel custodio y mi santo para efectuar un acto de fe y aceptar lo que se me mandare.

4. El desafío fue una constante en el día a día y mi jefe inmediato supo sacar partido de las individualidades, desafíando a sus dirigidos a ser mejores sin medir consecuencias.

5. Aprendí a que comer, higienizarse, dormir en cama abrigada y no sufrir inconvenientes no era el objetivo deseado, sino el cumplir con los desafíos aunque implicaran pasarse sin esas cosas.

6. Aprendí que la nobleza de corazón no depende de nadie más que uno mismo y tiene el premio que uno mismo se asigna. No interesa ni la opinión, ni el honor que quieran los demás darme por mis acciones, sino mi conciencia.

7. El año militar me ha servido desde ese 1958 a pasar por la vida con valentía y honradez, jugándome por los míos y no entregando jamás las banderas que el Buen Dios me confiara en el Bautismo.

8. A propósito de la Fe me di cuenta por los frutos obtenidos que quienes teníamos Fe y convicciones fuertes ocupábamos lugares destacados, más por la pequeña luz que reproducíamos (fruto de los dones del Espíritu Santo) que por méritos.

9. Durante mi año militar fui un apóstol para con mis compañeros y con mis jefes. Incluso ejercí la autoridad con los grupos que se me confiaron como un deber y no como aceptando estar en un escalón superior.

10. Aprendí a no tener miedo aunque estuviera en una guardia peligrosa. Me enaltecí haciendo guardia de honor a mi Bandera Nacional.

11. Sacamos fuerzas de flaquezas cuando después de 40 km. de  marcha entramos a paso redoblado al R 11 por la  puerta del Casino  de Oficiales.

12. Cuando juramos la Bandera como cuando desfilamos el 9 de julio llevamos el orgullo dentro y nos esforzamos para lograr la perfección a todo lo largo del desfile.

13. Aceptamos de buen grado ser ascendidos y pasar a ser (sin serlo) jefes de nuestros compañeros y admiramos su subordinación a nuestra autoridad.

14. Y por último quiero decir que estar a su servicio y haber aprendido todo esto es un honor que nunca voy a terminar de medir en términos reales. La transformación del muchachito en hombre y luego su accionar en la vida es mérito que usted posiblemente rechace pero que yo sé que fue y es así.

GRACIAS QUERIDO CORONEL Y AHORA SI ....

"FELIZ DÍA DEL EJÉRCITO ARGENTINO"

Subt. (Res) Eduardo Florindo Bianchi


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