Se podrían citar decenas de situaciones anormales y disparates gubernamentales que dejan entrever una falta de conducta, de análisis racional de los asuntos del Estado y un verdadero menosprecio a la capacidad de análisis e inteligencia de los ciudadanos.
Es sabido que Cristina Fernández
entre muchas características psíquicas negativas, padece de su
ya famosa psicosis
maníaco depresiva.
Esta patología presenta
frecuentes estados ciclotímicos, al alternar raptos de alegría y euforia y
momentos de irritación y profunda depresión. En estos últimos estaría
impedida de razonar coherentemente y adoptar decisiones correctas.
Gobernar implica
tensiones y problemas de difícil y complicada solución. Significa buscar
soluciones y componer y armonizar situaciones muchas veces antagónicos.
Es una situación en la cual hay
que hacer gala de virtudes y condiciones personales que con seguridad la
presidente no tiene actualmente, por su estado de falta de equilibrio emocional y físico.
En un
reciente acto en Lomas de Zamora, Cristina volvió a mostrar su inestable
equilibrio psíquico. Alterada, con su cara congestionada por el enojo y la ira, manifestó con indisimulada furia que “estoy cansada (no de gobernar)
que algunos se hagan los idiotas o me tomen por idiota”, de “aquellos que no me defienden
cuando se dicen de mí y de mi compañero (ÉL) las cosas que se dicen”
Realmente
palabras muy fuertes y fuera de lugar de
lo que debe ser un discurso de la mandataria de todos los argentinos.
Con esos desbordes verbales, cada
vez más frecuentes, verdaderos exabruptos, su imagen cae día a día y
la investidura presidencial está cada vez más dañada.
Se le podría contestar que
sabemos que no está cansada de gobernar. Gobernar, gobernar con todo lo que
implica la palabra, rara vez lo hizo
y mucho menos en sus numerosos descansos en Calafate.
En realidad todos los argentinos,
esperamos que de una buena vez por todas empiece a gobernar (ya han transcurrido
casi seis años y cada vez vamos retrocediendo más). Gobernar implica mejorar la situación de los argentinos y no
empeorarla.
Tampoco creo que algunos se hagan
los idiotas como ella expresó, simple y responsablemente no reaccionan como
deberían, para mantener la armonía y la paz social, que la mandataria pone en
peligro
cotidianamente con los disparates mayúsculos de su acción gubernamental.
Tampoco creo que la tomen por
idiota. Si en cambio, la toman como una mujer desorientada sin rumbo fijo,
desquiciada, incapaz, comprobadamente inepta
en su función de gobernante.
Con respecto a “El”, los argentinos comentan lo que cada vez más, demuestran las
evidencias que van apareciendo día a día. Para ser conciso, que Néstor Kirchner era un corrupto, ávido
de dinero, desde mucho antes de asumir la primera magistratura.
Seguramente “El” será considerado en la Historia de
nuestro país, como el presidente más corrupto que hemos tenido. No solo ello,
sino también por haber formado una red de corrupción nunca vista, entre sus “empresarios amigos” y amigos en
general, que fueron
drenando los ingentes fondos públicos en
esa época tan favorable para la Argentina.
La reciente imputación de Báez es
como haber imputado a la propia Cristina Kirchner.
“Ella no es, ni tiene modo de ser, ajena a toda
la trama de corrupción y la asociación ilícita que conducía su
extinto marido Néstor Kirchner. Coincide con la versión de Elisa Carrió, puesto
que la hoy presidente siempre estuvo en el núcleo de los negociados del poder,
desde las tempranas épocas de Santa Cruz, donde se gestó el sistema de
acumulación, extorsión y cooptación, que luego fuera trasladado a la nación”. (ref.1).
No es de extrañar esta afirmación.
Se sabe que hace ya mucho tiempo, los Kirchner no eran un matrimonio unido por
el amor. Era una asociación de conveniencia política y económica.
¿Cómo no entender entonces los
desbordes verborrágicos de la
presidente? Una mujer cada vez más tensionada por un cerco que se va cerrando
más y más, no solo sobre ella, sino también sobre aquellos que con su
pasividad, complicidad y silencio, ocultaron toda esta tremenda corrupción y sus increíbles
disparates gubernamentales.
Los manotazos de ahogado de esta
desdichada mujer, enferma con sus fantasmas psíquicos y su escandalosa soberbia,
son los de alguien que va presintiendo su negro y tenebroso futuro.
En este preciso momento en que estoy
escribiendo estas líneas. por los medios televisivos aparecen nuevos
testimonios de testigos sobre los delitos de los Kirchner.
Recién ahora, su perversa
soberbia (ref.2) le permite ver más
claramente su complicada situación al tomar conocimiento, luego del fallecimiento de su esposo, de la monstruosa sustracción y acumulación de fondos, de cuya precisa magnitud tomó
nota definitiva, al fallecimiento de Néstor, en 2010.
¿Como no entender entonces, la
alteración de la mandataria y su fantasiosa década ganada?
Si la Justicia de nuestro país
funciona adecuadamente, a la “presidente
de todos los argentinos” y a su círculo de amigos comprendido en estas investigaciones,
le esperan muchos años detrás de las rejas de una cárcel estatal.
04-Jun-13 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar
NOTAS:
(1)
SEPRIN – El secreto de sus robos.
(2) Se transcriben unas reflexiones del conocido
filósofo Santiago Kovadloff relacionada
con la mandataria: “….es una autocracia perfecta porque se funda en el ejercicio de la
perversión. ¿Qué es un perverso? El perverso llega adonde el neurótico no se
atreve a llegar. Ante la barrera que le impone la ley, el neurótico se
detiene. No así el perverso. Este desconoce la legitimidad de todo intento de
acotar su deseo. En él, osadía e impermeabilidad a la ley son sinónimas.
El neurótico, en
cambio, acata la norma, se subordina al límite. La ley en él puede más que su
afán de desmesura. Lo que al neurótico
le impide burlar el mandato de la ley, transgredirlo, es, más allá de la
convicción, la angustia. El perverso es
insensible a la angustia. La siembra, pero no la padece. El goce que busca
lo impulsa a violentarla. Y la violenta. De
modo que la relación del perverso con la ley es, en términos psicoanalíticos,
denegatoria.