“La política es el arte
de conseguir que
tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales”.
Thomas Sowell
tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales”.
Thomas Sowell
Con la única excepción de sendos
besos a varios hijos de sus militantes preferidos, la crispación y la
obstinación de la señora Presidente
siguieron siendo la curiosa brújula que orienta el rumbo del Gobierno. Contra
todo lo que podría esperarse de alguien que dispone de una inteligencia como la
que la militancia atribuye a su nueva jefa espiritual, ésta continúa su terca
marcha hacia varias derrotas anunciadas; por ello, la experiencia que han
dejado los diez años de kirchnerismo
–en sus dos variantes- hacen cada vez más probable la confirmación de mis
peores temores.
La “no positiva” guerra gaucha, la vieja batalla contra los medios no oficialistas, abortada por la Justicia y ahora por Macri y De la Sota, el inexplicable cachivache del acuerdo con Irán, las cada vez más pesadas denuncias de gigante corrupción, el fracaso de la invasión a La Rural, la segura
frustración de la “democratización” del
Poder Judicial, el avance de los
fiscales federales sobre funcionarios y el presumible despertar de los jueces de Comodoro Py, las imputaciones penales contra la propia doña Cristina y Patotín por
el sospechoso pago de mil millones de dólares a los tenedores de bonos, la apertura de causas contra la Procuradora
Giles Carbó y el Juez Casanello por amparar a Báez, y hasta la payasada
del monumento a Colón, describen los ingredientes de una sopa y preanuncian
un escenario cada vez más complejo para las posibilidades del partido del
gobierno de cara a las dos elecciones que, al menos en teoría, se producirán
este año.
A ello se suma la ya confirmada ausencia de candidatos con capacidad de
traccionar el voto en los distritos más reacios al oficialismo -la Ciudad Autónoma y las provincias
de Santa Fe, Córdoba, Chubut, Santa Cruz y Mendoza- e, inclusive, en la crucial Provincia de Buenos Aires, habla de la soledad en la que la señora Presidente se encuentra en el
vértice de su “modelo”. El jueves, la
más desencajada e incoherente Cristina
que me tocó ver desde su asunción, estalló y acusó a Daniel Lancha Scioli y a Sergio
Colgate Massa de dejarla sola y no defenderla frente a estos supuestos
casos de corrupción que, hasta la fecha, ella misma no ha desmentido. De todas
maneras, ambos debieran comenzar a pensar si vale la pena obedecerla, cuando un
soldado fiel y eficiente como fue Agustín
Chivo Rossi en la Cámara de Diputados es pagado con tan mala moneda.
Desde otro ángulo, y ya con
características irreversibles, el panorama económico tampoco favorecerá las
aspiraciones del Frente para la Victoria.
El nuevo congelamiento de los precios de sólo 500 productos implica la obligada
liberación de los restantes 24.500 que conforman el universo de los grandes
supermercados. El tan cacareado cierre de las paritarias en cifras en torno al
24% de incremento se contrapone a los dichos de Oscar Farol Lescano –“si la
inflación continúa, reabriremos la negociación, más allá de lo firmado” –,
a la trágica huelga de los “trabajadores
de la educación” bonaerense y al seguramente arduo trámite de la discusión
de Camioneros.
Siendo un año electoral, y como
ya lo demostrara la señora de Kirchner
con el adelantamiento de los anuncios de aumento de los montos de asignaciones
familiares y de subsidios varios, el actual preanuncia al menos la continuidad
–sino el fuerte incremento– de la
emisión monetaria, que generará más
inflación e impactará en el blue. La crónica escasez de dólares de nuestra
economía, que se agravará este año por la necesidad de importar casi catorce
mil millones en combustibles, indica un
final cada vez más próximo para las reservas del Banco Central.
Es por todo ello que, según mi
particular visión, sólo tiene limitadas alternativas para impedir su derrota en
las elecciones legislativas de octubre, traducida en perder su mayoría
obsecuente en la Cámara de Diputados y verse transformada, definitivamente, en
un pote de yogurt con fecha de vencimiento cierto: el fraude masivo o la violencia, ésta en un grado tal que le permita
decretar el estado de sitio y suspenderlas sine die.
La Argentina de hoy no está tan
mal como aquella del 2001, y la mayoría de sus datos permiten afirmar que, con
políticas y conductas internacionales adecuadas, la mayor parte de nuestros
problemas económicos actuales podrían ser rápidamente superados. En una nota,
llamada “La Argentina que Quiero”,
listé las medidas que permitirían ese futuro que todos nos debemos; pero, para
que ello sea posible, debemos aprender a votar, escudriñando detalladamente qué
hizo cada uno de los candidatos en el pasado, porque no habernos detenido en
qué habían hecho los Kirchner en
Santa Cruz nos ha traído a este lamentable presente.
Si me equivoco y las elecciones
de octubre se realizan, también sería útil estudiar cómo votaron los candidatos
a renovar sus bancas tantos adefesios legales como la Ley de Medios, la
confiscación de las AFJP’s, los
blanqueos de 2008 y 2013, la
emergencia económica permanente, la “democratización” de la Justicia y sus
seis leyes, la confiscación de YPF
y de Ciccone, la “estatización” de Aerolíneas Argentinas, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, el pacto con Irán, la ley antiterrorista, etc., etc., etc..
De todos modos, reitero que me
parece muy positivo que los opositores hayan aprendido cómo luchar
contra este mafioso oficialismo, tal
como lo demuestra el compromiso de no
permitir la reforma de la Constitución, de derogar el mamarracho destructivo de la Justicia y la ley de lavado de
dinero, con la denuncia de quienes
se hayan acogido a ella, y de avanzar
sobre todos los cargos a los cuales la nueva composición de Diputados pueda
permitirles acceder, como la Presidencia
de la Cámara misma.
En los próximos días organizaré
un nuevo encuentro con mis lectores
y, esta vez, me aseguraré de evitar los inconvenientes de falta de espacio que
me obligaron, después del 10 de abril último, a pedir disculpas. En él
discutiremos el futuro, sobre todo el inmediato, pues creo que resulta
indispensable que organicemos serias medidas de defensa civil contra lo que
temo se transforme, a breve plazo, en un
franco ataque militante a la democracia y a la paz, inspirado en las
actitudes de Pajarito Chiquitico; la
permanente denuncia de conspiraciones letales en su contra ya no difieren mucho
de las que la señora Presidente ha
lanzado desde su atril estos días.
La desesperación de doña Cristina ante su dieta de sopa de sapos conduce al país al borde del abismo y,
como siempre ha hecho, seguirá avanzando. Aún estamos a tiempo de evitar la
caída mortal.
Bs.As., 2 Jun 13
Enrique Avogadro
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