Por el coronel (R)
Horacio Guglielmone
A 40 años de lo
ocurrido en la noche del sábado 19 al 20 de enero de 1974, cuando el
autodenominado Ejército Revolucionario
del Pueblo (ERP) atacó el cuartel de la Guarnición de Ejército Azul (provincia de Buenos Aires), es
oportuno el recuerdo, el reconocimiento y la reflexión, en el contexto de
aquellos años.
Enrique Haroldo Gorriarán Merlo |
Esa noche, siendo las
23.40, el ERP atacó el citado
cuartel con unos 240 efectivos, conducidos por Enrique Haroldo Gorriarán Merlo (el 23 de enero de 1989 también
dirigió el sangriento ataque al cuartel de La Tablada) y con el objetivo principal de robar armamento,
munición y explosivos para incrementar el poder de combate de la organización.
En el cuartel, esa noche, había sólo unos 60 hombres, por tratarse de un sábado
y estar en período de licencias anuales y cambios de destino.
Pese a tener a su
favor factores determinantes, como son la sorpresa y la significativa
superioridad de efectivos, el ataque fue un rotundo fracaso, ya que no pudieron
robar absolutamente nada, por no lograr llegar a ningún depósito o a la Sala de
Armas. Por el contrario, en su huida abandonaron una notable cantidad de
armamento, munición y equipo, además de sufrir las bajas de 25 atacantes. Lo que sí lograron fue asesinar al entonces
soldado conscripto Daniel Osvaldo González, que se desempeñaba como centinela
en el puesto de guardia N° 4; al jefe de
la guarnición, coronel Camilo Arturo Gay, que murió en combate al ser
interceptado cuando se dirigía al cuartel para conducir la defensa, y a su esposa, Nilda Irma Cazaux, a la
que mantenían como rehén, junto a sus dos hijos de 14 y 21 años, a un amigo de este último, que estaba
de visita, y a un suboficial.
coronel Jorge Roberto Ibarzábal |
El jefe del Grupo de Artillería Blindado 1,
teniente coronel Jorge Roberto Ibarzábal,
fue secuestrado y asesinado luego de un torturador cautiverio de 10 meses, el
19 de noviembre de 1974, cuando en un control de tránsito fue interceptado, en
la localidad de Francisco Solano, el vehículo en el que era trasladado de una
de las llamadas "cárceles del
pueblo" a otra. Ibarzábal
fue encontrado en la caja de la pick-up Rastrojero interceptada, dentro de un
armario metálico de 1,65 m por 0,65 m por 0,45 m, donde fue acribillado con
tres disparos de revólver calibre 3,57 magnum, para evitar que fuera rescatado.
Ante los hechos
acaecidos en Azul, el entonces presidente
de la Nación, Juan Domingo Perón,
el 20 de enero de 1974 dirigió un mensaje al país, por la cadena de emisoras de
radio y televisión, en el que, entre otras cosas, dijo: "No
es por casualidad que estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones.
Es indudable que ello obedece a una impunidad en la que la desaprensión e
incapacidad lo hacen posible, o lo que sería aún peor, si mediara, como se
sospecha, una tolerancia culposa. (....) Pido, asimismo, a todas las fuerzas
políticas y al pueblo en general que tomen partido activo en la defensa de la
República, que es la afectada en las actuales circunstancias. Ya no se trata de
contiendas políticas parciales, sino de poner coto a la acción disolvente y
criminal que atenta contra la existencia misma de la Patria y sus
instituciones, que es preciso destruir antes de que nuestra debilidad produzca
males que puedan llegar a ser irreparables en el futuro. (...) El aniquilar
cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que
anhelamos una Patria justa, libre y soberana, lo que nos obliga perentoriamente
a movilizarnos en su defensa y empeñarnos decididamente en la lucha a que dé
lugar".
Asimismo, el 23 de
enero Perón dirigió una carta a los
jefes, oficiales, suboficiales y soldados de la guarnición Azul, en la que nos
decía, entre otras cosas, lo siguiente: "El objetivo
perseguido por estos grupos minoritarios es el pueblo argentino, y para ello
llevan a cabo una agresión integral. Por ello, sepan ustedes que en esta lucha
no están solos, sino que es todo el pueblo que está empeñado en exterminar este
mal y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y
secuestros. (.) La decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de
protagonizar una revolución en paz y el repudio unánime de la ciudadanía harán
que el reducido número de sicópatas que va quedando, sea exterminado uno a uno
para bien de la República. (.) Quiera Dios que el heroico desempeño de todos
ustedes nos sirva siempre de ejemplo".
gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Oscar Raúl Bidegain |
Este mensaje al país,
el 20 de enero de 1974, marca un hito en la citada guerra, porque Perón identifica el accionar de estas
organizaciones como una agresión a la Nación toda y llama a sus habitantes a
contribuir a su aniquilamiento. Luego, en la carta dirigida a los oficiales,
suboficiales y Soldados de la Guarnición Azul, habla de exterminarlos. Son éstos los duros términos que usa, pues
eran momentos de definición, decisivos para la vida de la República. Asimismo,
sin nombrarlo, hace un cargo directo al gobernador
de la provincia de Buenos Aires, Dr.
Oscar Raúl Bidegain, lo que lleva a la renuncia de éste, el 24 de enero de
1974.
Han pasado 40 años y
la Argentina sigue anclada en los años 70. Qué
paradoja la que vemos: hoy, más de 1600 civiles e
integrantes de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales y penitenciarias
son sometidos, por un gobierno que se dice "peronista",
a parodias de juicios cuyo final de condena se conoce de antemano. Paralelamente, nada se dice y todo se niega respecto de las
víctimas del terrorismo. Simultáneamente, quienes integraron o apoyaron
a organizaciones terroristas para imponer un régimen totalitario al mejor
estilo castrista son homenajeados y se les pagan suculentas indemnizaciones y
pensiones que en mucho superan a la jubilación de los ancianos que trabajaron y
aportaron toda su vida. Y todo esto ocurre con la complicidad de los distintos
partidos políticos y del Poder Judicial, que no son capaces de oponerse a
tamañas barbaridades.
Basta ver la reciente
votación, prácticamente unánime, en el Congreso, de la ley que otorga pensiones
de por vida a los llamados "presos
políticos" de los 70, para poner en evidencia la citada complicidad. Si el Poder Legislativo, el Poder Judicial
y los más altos dirigentes de los distintos ámbitos del quehacer nacional no
comienzan a trabajar de inmediato por la restitución de las instituciones de la
República y la concordia entre los argentinos, se dejará avanzar la germinación
de nuevos conflictos motorizados por la ilegalidad, la injusticia, la mentira y
la corrupción evidentes.
Pero hay una luz en
el camino, y es la que se vió en la Feria del Libro de Buenos Aires en 2012,
cuando la Asociación de Abogados por la
Justicia y la Concordia presentó un coloquio denominado "Concordia
Política" (editorial de LA NACIÓN del 13 de mayo de 2012), en el
que oficiales del Ejército retirados e integrantes de organizaciones armadas,
así como víctimas de esa guerra, que piensan en el bien común y en el futuro de
nuestra Nación, antes que en el interés personal, y conocedores de la verdad
sobre aquella guerra, por haberla vivido muy de cerca, dieron y siguen dando a
la sociedad sus sinceros e impactantes testimonios y opiniones.
Los integrantes del
Congreso de la Nación, como representantes de la ciudadanía, deberían
escucharlos. Dios guarde a la Argentina, nuestra querida patria.
El
autor participó de la defensa del cuartel de la Guarnición Azul con el grado de
subteniente, cuando tenía 21 años.
NOTA:
Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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