Estimados todos:
Hoy en La Nación
puede leerse una nota de Ceferino Reato respecto de Juan Gelman. Va
inmediatamente abajo.
Es útil para reavivar
las memorias dormidas, para despertar los entendimientos distraídos y,
especialmente, para darle a los centenares de imitadores de Gelman -imitadores
en su hipocresía- un mensaje claro.
Los "jóvenes idealistas", tan
utilizados por el peronismo, desde Perón a los K, no tenían en modo alguno en
sus planes la liberación de este país de las garras de una dictadura. La
intención era instalar otra dictadura, bien modelada en Cuba, más repugnante
aún que la que se vivió acá, a la cual le daban el nombre eufemístico de Patria
Socialista.
No vinieron a liberar
nada; no vinieron a restablecer la Constitución de la Nación Argentina. Basta
pensar que ya habían empezado su accionar bajo gobiernos perfectamente
constitucionales.
Es decir que SE ALZARON
EN ARMAS CONTRA LA NACIÓN ARGENTINA PARA CAMBIAR POR LA FUERZA SU SISTEMA
POLÍTICO. Y, PARA LOGRARLO, NO TREPIDARON EN NUTRIRSE DE ARMAS, LOGÍSTICA,
ENTRENAMIENTO, FINANCIAMIENTO Y COBIJO PROVISTOS POR POTENCIAS EXTRANJERAS
(CUBA, LIBIA, URSS, y otras), LO CUAL LOS COLOCA EN LA MÁS GRAVE CATEGORÍA DE
INFAMES TRAIDORES A LA NACIÓN.
Y ASÍ DEBEN SER
CONSIDERADOS HASTA QUE, COMO VENGO PIDIENDO HACE MUCHO Y LO PIDE Oscar Del
Barco en la carta de más abajo, PIDAN PÚBLICO PERDÓN A LA NACIÓN POR SUS CRÍMENES
Y TRAICIÓN.
YO AGREGO: DEVUELVAN
LOS DINEROS QUE HAN RECIBIDO COMO ESPÚREA Y ESCANDALOSA "INDEMNIZACIÓN" O "COMPENSACIÓN".
NO LO MERECEN. ACEPTARLOS SOLO HA AGRAVADO MÁS SU FALTA. LA CIUDADANÍA DEBERÁ
EXIGIR CUENTA DE ESE OTORGAMIENTO A LOS FUNCIONARIOS QUE MALGASTARON LOS FONDOS
PÚBLICOS.
Esta carta va con
copia a la Sra. Beatriz Sarlo, una reputada intelectual, frecuentadora de
programas políticos Clase A, cuyo pasado es similar al de Gelman. Nunca escuché
de labios de Sarlo una sola frase de perdón a la Nación. Nunca un
arrepentimiento por haber querido violarla. Le solicito haga llegar copia de la
presente a Martín Caparrós -quien hace pocos días escribió que él todavía se
ilusiona con "lograr los
objetivos"- y a tantos otros compañeros de ruta de aquellos años, como
Nilda Garré y el Sr. Vaca Narvaja, quien tuvo el tupé de jurar su cargo en
nombre de "los 30.000
desaparecidos" que jamás podrá probar. Podría también la Sra. Sarlo
enviarle copia de esta carta al Peteco Carabajal, artista como Gelman, autor de
una chacarera honrando a Roberto Mario Santucho (ese que consideraba necesario
llegar a un millón, millón y medio de muertos para instalar la Patria
Socialista) para que Peteco nos responda claramente si aprueba y apoya el
accionar del occiso homenajeado.
No hay que callarse
más, ciudadanos. Hemos permitido que la farsa de los caraduras llegue demasiado
lejos.
Vienen envenenando
nuestra vida política desde hace décadas. Hace apenas días que homenajearon a "los héroes de Monte Chingolo",
están preparando las jornadas de la Escuela Guevarista acá en Rosario, hicieron
demoler el monumento al combate de Manchalá, logran puestos públicos, están en
las universidades...
No hay que callarse
más, ciudadanos. Por haberlo hecho llegamos hasta acá y, si nos mantenemos
inocuos, esto empeorará.
Suenan como mayoría,
pero no lo son.
Demostrémoselos:
Difundan esta carta. No es necesario ocultar mi firma.
Saludos a todos.
CARLOS GALVALIZI
Rosario, Santa Fe
republica.del.soberano@gmail.com
Rosario, Santa Fe
republica.del.soberano@gmail.com
NOTA:
Las imágenes no pertenecen a la nota original.
Jueves 16 de enero de
2014 |
Los olvidos del 70
del poeta-mártir
Por Ceferino Reato
| Para LA NACION
Juan Gelman fue un
poeta extraordinario; la búsqueda de su nieta -robada apenas nació- fue
ejemplar y conmovedora; la pérdida de su hijo y de su nuera durante la
dictadura provoca dolor y espanto, como sucede con todos y cada uno de los
desaparecidos. Todo eso es verdad. También es verdad que desde fines de los 70
Gelman abrazó la lucha armada y que entre 1973 y 1979 fue "oficial"
de Montoneros. Es decir, tomó el riesgo de morir por la "patria
socialista", pero también la decisión de matar a otros argentinos.
Esos seis años en
Montoneros incluyen los tres años de los cuatro gobiernos constitucionales del
peronismo, donde hubo atentados como el que le costó la vida al sindicalista
José Ignacio Rucci, hombre de confianza del general Juan Domingo Perón, y
ataques como el de Formosa, donde murieron doce defensores de un cuartel
ubicado en los suburbios de esa ciudad, entre ellos diez soldados conscriptos
de 21 años que estaban de guardia aquel domingo 5 de octubre de 1975.
Luego de romper con
Montoneros, en 1979, Gelman se dedicó a la escritura y no quiso hablar de su
experiencia armada. Sí hizo frecuentes y sentidos reclamos por la verdad y la
justicia con relación a los crímenes de la dictadura. Una astucia que convence
a muchos, pero no a todos. Por ejemplo, no ha convencido al filósofo Oscar del
Barco, un venerado intelectual de izquierda que en 2005 provocó una intensa
polémica entre sus camaradas y compañeros, que derivó incluso en un libro
titulado No matar, sobre la responsabilidad. (Nota de CAG: esa carta se
reproduce abajo)
Es que en diciembre
de aquel año, la revista La Intemperie publicó una carta de lectores en la que
Del Barco realizó una profunda autocrítica sobre su respaldo a distintos grupos
guerrilleros. "Ningún justificativo nos vuelve inocentes. No hay «causas»
ni «ideales» que sirvan para eximirnos de culpa. Se trata, por lo tanto, de
asumir ese acto esencialmente irredimible, la responsabilidad inaudita de haber
causado intencionalmente la muerte de un ser humano", señaló.
Lo había conmovido
una entrevista de esa revista cordobesa a un ex miembro del Ejército
Guerrillero del Pueblo, quien relató que habían fusilado en forma sumaria a dos
de sus compañeros porque no lograban adaptarse a la vida en la selva. Eso ocurrió
en 1964, en la zona de Orán, en Salta. Era un grupo guerrillero enviado por el
Che Guevara y financiado por el gobierno cubano para contagiar la revolución
socialista en nuestro país.
En su carta, Del
Barco recordó un reportaje reciente de Gelman en el que el poeta se pronunciaba
a favor de la verdad y de la justicia, como lo haría dos años después al
recibir el Premio Cervantes por su obra literaria.
Del Barco, quien
conocía a Gelman desde su común militancia en el Partido Comunista, agregó:
"Es cierto. Pero para comenzar él mismo tiene que abandonar su postura de
poeta-mártir y asumir su responsabilidad como uno de los principales dirigentes
de la dirección del movimiento armado Montoneros. Debe confesar esos crímenes y
pedir perdón por lo menos a la sociedad".
"Los otros
mataban, pero los «nuestros» también mataban. La verdad y la justicia deben ser
para todos", señaló.
El filósofo admitió
que Gelman padecía "el dolor insondable de tener un hijo muerto, el cual,
debemos reconocerlo, también se preparaba para matar".
Son palabras que
ahora vuelven a cobrar sentido y necesidad, con la fuerza de esas verdades
pronunciadas en soledad, frente a un coro políticamente correcto.
Carta de Oscar del
Barco a Sergio Schmuckler, Director de
la Revista La Intemperie - Diciembre de 2004.
Sobre el fallecimiento
del ex terrorista montonero, Juan Gelman.
"NO
MATARAS".
La carta de Oscar del
Barco.
(...) Aunque pueda
sonar a extemporáneo corresponde hacer un acto de contrición y pedir perdón.
El camino no es el de
"tapar" como dice Juan Gelman, porque eso -agrega- "es un cáncer
que late constantemente debajo de la memoria cívica e impide construir de modo
sano". Es cierto. Pero para comenzar él mismo (que padece el dolor
insondable de tener un hijo muerto, el cual, debemos reconocerlo, también se
preparaba para matar) tiene que abandonar su postura de poeta-mártir y asumir
su responsabilidad como uno de los principales dirigentes de la dirección del
movimiento armado Montoneros. Su responsabilidad fue directa en el asesinato de
policías y militares, a veces de algunos familiares de los militares, e incluso
de algunos militantes montoneros que fueron "condenados" a muerte.
Debe confesar esos crímenes y pedir perdón por lo menos a la sociedad. No un
perdón verbal sino el perdón real que implica la supresión de uno mismo. Es
hora, como él dice, de que digamos la verdad. Pero no sólo la verdad de los
otros sino ante todo la verdad "nuestra". Según él pareciera que los
únicos asesinos fueron los militares, y no el EGP, el ERP y los Montoneros.
¿Por qué se excluye y nos excluye, no se da cuenta de que así "tapa"
la realidad?
Gelman y yo fuimos
partidarios del comunismo ruso, después del chino, después del cubano, y como
tal callamos el exterminio de millones de seres humanos que murieron en los
diversos gulags del mal llamado "socialismo real". ¿No sabíamos? El
no saber, el hecho de creer, de tener una presunta buena fe o buena conciencia,
no es un argumento, o es un argumento bastardo. No sabíamos porque de alguna
manera no queríamos saber. Los informes eran públicos. ¿O no existió Gide,
Koestler, Víctor Serge e incluso Trotsky, entre tantos otros? Nosotros seguimos
en el Partido Comunista hasta muchos años después que el Informe-Krutschev
denunciara los "crímenes de Stalin". Esto implica responsabilidades.
También implica responsabilidad haber estado en la dirección de Montoneros
(Gelman dirá, por supuesto que él no estuvo en la Dirección, que él era un
simple militante, que se fue, que lo persiguieron, que lo intentaron matar,
etc., lo cual, aun en el caso de que fuera cierto, no lo exime de su
responsabilidad como dirigente e, incluso como simple miembro de la
organización armada). Los otros mataban, pero los "nuestros" también
mataban. Hay que denunciar con todas nuestras fuerzas el terrorismo de Estado,
pero sin callar nuestro propio terrorismo. Así de dolorosa es lo que Gelman
llama la "verdad" y la "justicia". Pero la verdad y la
justicia deben ser para todos.
Carta enviada a
Sergio Schmuckler.
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