Ayer partimos hacia
La Tablada, no queríamos llegar tarde, a la hora establecida para la
convocatoria ya se hallaban presentes unas quinientas personas: veteranos del
Combate de La Tablada, veteranos de Malvinas, militares, policías bonaerenses,
vecinos y amigos. El calor sofocante… pero no importaba, el motivo de la
convocatoria era superior.
De a poco, el Puesto
N° 1 de los ex cuarteles del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 y del y del
Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 1, llegaban más personas
portando banderas y en silencio se incorporaban al acto que aún no había empezado.
La emoción que
teníamos todos no erizaba la piel… después de 25 años de ignorar la gesta por
parte del estado nacional, el pueblo rendiría su homenaje a los caídos en la
defensa y recuperación de los cuarteles, a los miembros del Ejército Argentino
y de la Policía bonaerense que intervinieron en el combate.
El predio que
ocuparan las unidades del Ejército mencionadas, hoy se encuentra ocupado en
parte por edificios de compañías internacionales y la mayor parte es un baldío
abandonado lleno de altos pastizales que ocultan la vista de las antiguas
instalaciones militares. Seguro refugio de alimañas de todo tipo… da pena. En
una de las paredes del ex puesto de acceso, se lee un grafiti que reza: “LA
TABLADA… SEPULCRO DE LA SUBVERSIÓN” y más abajo un cartel que dice: “Avda.
Mayor Horacio Fernández Cutiellos”, un claro homenaje a quién fuera el
Segundo Jefe del Regimiento y en comunicación con su jefe le dice: "Yo
voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo". Y así
fue.
El desarrollo de la
ceremonia fue sencillo, desordenado y tremendamente emocionante: Se entonó el
Himno Nacional, bendición y plegarias por un sacerdote, se entregaron plaquetas recordatorias a los Veteranos del
Combate de La Tablada, banderas a los deudos del personal caído en combate, no
faltaron las ofrendas florales, hicieron uso de la palabra veteranos del
combate y el cierre estuvo a cargo del señor Gonzalo Fernández Cutiellos con un
emotivo y claro discurso sobre lo que se conmemoraba, la última locura del terrorismo
para alzarse con el poder mediante la violencia y la mentira. No faltaron los
aplausos, los presentes al pasarse lista oficial de los ausentes, los viva la
Patria, viva el Ejército Argentino y los viva la Policía bonaerense. Fue un
baño de sano y añorado patriotismo a la verdad histórica.
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