Nuestro señor
Presidente de la Nación Ing. Mauricio Macri le ha declarado la guerra al
narcotráfico, es uno de los tres ejes principales de su programa de gobierno: “terminar
con la pobreza”, “combatir al narcotráfico” y “unir a los argentinos”.
Navegando por la
página oficial de Alvaro Uribe Vélez -expresidente de Colombia- hallamos una interesante nota de Mary O’Grady[1],
que reproducimos a continuación de nuestra entradilla. La misma menciona a
Bolivia, que bajo el gobierno de Evo Morales, se ha convertido en uno de los
principales productores de cocaína del mundo y sociedad con las FARC.
Queremos llamar la
atención de nuestros lectores sobre la denuncia que formula O’Grady y
destacamos que este importante tema ha sido tocado en nuestro blog en diversas
notas:
- LA FUERZA AÉREA ARGENTINA PIERDE OTRO AVIÓN EN UN ACCIDENTE AÉREO por Malú Kikuchi
- FUERZAS ARMADAS ILEGALES por Malú Kikuchi
- EL REY ESTÁ DESNUDO por Juan Carlos Neves
- EL CARTEL DE CRISINALOA...
Desde nuestro espacio
apoyamos esos tres ejes de gobierno enunciados por el señor Presidente de la
Nación, creemos firmemente que la guerra contra el narco tráfico debe ser sin
cuartel, y esperamos que el Poder Legislativo apruebe todos los proyectos de
ley que el ejecutivo envíe al Congreso Nacional para combatir el flagelo de la
droga. Las fronteras de nuestro país son un colador, la droga se filtra por todos lados, las leyes que permitieron el lavado de dinero durante el gobierno de CFK han facilitado la infiltración de los narcotraficantes en nuestra sociedad, ex funcionarios corruptos del pasado gobierno se asociaron a los delincuentes y la droga es la pesadilla de la gran familia argentina... antes la veíamos en las películas, ahora la sufrimos en el seno de nuestras casas.
Sinceramente,
Pacificación
Nacional Definitiva
Por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
EL
EJE DE LA COCAÍNA BOLIVIA-FARC-YIHAD
Columnista: Mary A.
O´Grady
Fecha: 09 de Febrero
de 2016
Evo
Morales niega que dirija un narcoestado. Crecientes evidencias sugieren lo contrario
Una masacre
perpetrada el mes pasado por Boko Haram en un poblado del noreste de Nigeria
captó la atención del mundo porque se informó que los terroristas quemaron
niños vivos.
Lo que no ha tenido
una cobertura tan amplia han sido las creíbles acusaciones de que una fuente
clave de financiación de Boko Haram y otros extremistas islámicos es la cocaína
producida y exportada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y otros carteles de narcotraficantes que trabajan en concierto con el
gobierno de Bolivia. Estas son las mismas FARC que supuestamente están
negociando un acuerdo de paz con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos,
un pacto que arruinaría su gallina de los huevos de oro.
A los consumidores
europeos de drogas recreacionales les gusta la cocaína. Quienes luchan contra
las drogas en Europa y el Reino Unido pensaron que podrían frenar la
disponibilidad del polvo blanco al atacar las líneas de suministros de América
del Sur. Sin embargo, los capos de la cocaína han trasladado sus rutas
trasatlánticas hacia África, donde las instituciones débiles no son capaces de
detener la delincuencia organizada transnacional. Numerosos informes de prensa
han mencionado tanto a Boko Haram como a al-Qaeda en el Magreb como piezas clave
en el negocio del tráfico de cocaína hacia Europa a través del Mediterráneo.
La Oficina de
Estupefacientes y Aplicación de la Ley Internacional del Departamento de Estado
de Estados Unidos señaló en noviembre que Colombia es, nuevamente, el mayor
exportador de cocaína. No obstante, Bolivia puede ser el país más rentable para
la operación de carteles como las FARC.
Esto es lo que
sugiere un documento de enero de 2014 de David Spencer, un profesor de
contraterrorismo del Centro William J. Perry en Fort McNair, y Hugo Achá
Melgar, un periodista boliviano que ahora reside en EE.UU. El reporte hace un
seguimiento del ascenso al poder de Evo Morales, presidente de Bolivia y ex
dirigente sindical de los cocaleros.
El informe, que aún
no ha sido publicado pero que tuve la oportunidad de leer, habla de cómo la
agenda de erradicación de cultivos de coca de Washington fue usada por la
extrema izquierda de Bolivia para lanzar y construir el movimiento político de
los cocaleros a mediados de los años 90. Las protestas masivas que paralizaron
el país fueron posibles gracias a una combinación de dinero del bajo mundo y
violencia.
En octubre de 2003 y
junio de 2005 los cocaleros lograron derrocar dos gobiernos elegidos
democráticamente, y luego ganaron la subsecuente elección de 2005.
Morales niega que
dirija un narcoestado. Y debido a que en 2008 expulsó del país a la
Administración para el Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en
inglés), la inteligencia estadounidense es limitada. De todas formas, cada vez
más evidencia sugiere que la cocaína traficada con los terroristas islámicos es
ahora una fuente importante de los ingresos por exportaciones de Bolivia.
En 2006, cuando
Morales asumió la presidencia por primera vez, la Oficina de la Casa Blanca encargada
de la Política Nacional de Control de Drogas estimó que en Bolivia se
cultivaban 21.500 hectáreas de coca. Para 2014, esa estimación se disparó a
35.000 hectáreas, lo que no sorprendió ya que Morales legalizó el cultivo de
coca en terrenos que son clave para la herencia cultural de Bolivia y donde la
hoja es usada para mascar y hacer té.
No obstante, la mayor
expansión de los cultivos de coca se ha producido en la región del Chapare,
donde se produce una variedad que no se puede mascar. Y en un artículo de la
revista brasileña Veja titulado La república de la cocaína, el periodista Duda Teixeira
reportó que apenas un tercio de los cultivos de coca en Bolivia tendría como
destino los usos tradicionales.
El área total de
cultivos de coca en Colombia es mayor que el de Bolivia. Sin embargo, la tierra
del Chapare permite la siembra de una variedad de coca que tiene una hoja más
grande, se reproduce más rápido y tiene un mayor contenido del ingrediente
activo necesario para producir cocaína comparada con la que se cultiva en
Colombia.
Los críticos de
Morales sostienen que varios carteles, incluyendo mexicanos, brasileños,
colombianos y africanos, han obtenido concesiones que les permiten acceder a
esos cultivos, así como instalar laboratorios para procesar las hojas y
exportar el producto.
En 2010, Roger Pinto
Molina era un senador en Bolivia cuando miembros de la policía y del gobierno
de Morales le llevaron documentos que, según él, probaban que dos miembros del
gabinete tenían lazos con carteles colombianos y brasileños. En su artículo de
Veja, Teixeira escribió que había leído los documentos, incluyendo un reporte
de una unidad de inteligencia de la policía boliviana, ligando a por lo menos
un miembro del gabinete a los carteles. El gobierno de Bolivia ha negado las
acusaciones del artículo de Teixeira.
La semana pasada,
Pinto me dijo por teléfono que presentó la evidencia a Morales, y que poco
después el gobierno inició investigaciones en su contra. El senador huyó a la
embajada de Brasil, donde permaneció por dos años hasta que logró escapar del
país.
Antes de 2006, las
embarcaciones con bandera boliviana no operaban en las zonas de conflicto del
Mediterráneo. Bajo el mando de Morales, eso ha cambiado. En septiembre, Grecia
detuvo una que tenía 500.000 cartuchos de municiones y 5.000 rifles con destino
a un puerto en Libia. En enero, Turquía incautó otra frente a las costas de
Libia con 13 toneladas de hachís.
Probablemente nada de
esto será importante para la carrera política de Morales. El 21 de febrero
llevará acabo un referéndum sobre si podría ser reelegido otras dos veces. Con
el país aparentemente lleno de dinero lavado, es seguro que gane el “sí”.
[1] Mary O'Grady (también conocida
como Mary Anastasia O'Grady) es una periodista, editora y columinsta
estadounidense, que actualmente ejerce como editorialista del diario
neoyorquino Wall Street Journal. Es miembro del consejo editorial de este
periódico desde el año 1999 y uno de los editores del Índice de Libertad
Económica. Su especialidad son los temas relativos a Hispanoamérica. Sobre la Argentina
ha opinado oportunamente SOBRE
LA JUSTICIA KIRCHNERISTA CONTRA LOS MILITARES EN ARGENTINA y OTRA
ESTAFA EN NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS.
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