Te
escribo esta carta aunque no tengo el gusto de conocerte personalmente, pero me
atrevo a tutearte porque por años estuviste en mi pensamiento, al igual que de
otros argentinos. Cada vez que faltaba un producto o no podía conseguir un
insumo, te tenía presente.
Cada vez que
patoteabas, al mejor estilo Gestapo, o salías con tu amigo karateca a repartir
trompis por la Plaza de Mayo, me detenía a escuchar tus palabras. Y cuando
defendías lo indefendible o debatías lo irrefutable, también seguía atentamente
tus comentarios. Contigo, el realismo trágico latinoamericano tiene uno de sus
exponentes más bizarro.
Por eso, Guillermo,
cuando te escucho decir que esperás otra década ganada después que fracase este
gobierno, no puedo más que entenderte, no porque comparta tus criterios, ¡Dios
me libre! Sino porque siempre has sido consecuente con tu pensamiento y tu
historia.
Fuiste Monto en los
’70 y admirabas a Gelbard después que el General lo pusiera como ministro de
Economía. No le fueron muy bien las cosas a José ¿no? Pero igual, lo querías, y
aprendiste mucho de él, sin entender ninguno de sus errores, que volviste a
cometer 40 años más tarde. A eso, en mi barrio, le ponían un nombre...
Fuiste empresario en
los ’90 y subsecretario de producción en el gobierno de Grosso. Gran muchacho,
Carlos, lástima que tuvo algunos problemitas con las cuentas. ¿De allí
aprendiste que cuando los números no te cierran, los haces pelota y chau?
Te jugaste con Néstor
y Cristina porque te hacían volver a los buenos tiempos de tu juventud, allá en
el ’74. ¡Qué tiempos aquellos! De allí te quedó la costumbre de poner un chumbo
en la mesa y tener siempre a mano un par de guantes de box para dialogar
tranquilamente con tus interlocutores… El problema es que nunca falta el amargado
que no comprenda tus sutilezas y que diga que lo tuyo era abuso de autoridad.
¡Hay tipos que no entienden nada! Y encima meten a la Justicia en el medio ¡Qué
plomos! ¡Si lo tuyo era por el bien del país!
¡¿Cómo dudar de tu
patriotismo?! Si organizaste dos giras exitosas con Cristina a la cabeza y un
empresariado deseoso de meter sus productos en Vietnam y en Angola. Que después
no le hayamos vendido ni un tornillo, y el muchacho que hacía esa cosechadora
de cartón se fundiese sin terminarla, fue un detalle técnico…
Bien valió el
esfuerzo, porque esa foto de Cristina saliendo de los túneles vietnamitas fue
la más grande de las gratificaciones que has tenido. Allí, en Vietnam se había
derrotado al capitalismo yankee, cómo acá vos lo derrotaste en estas Pampas
ubérrimas, cerrando tambos y frigoríficos… Esos tipos, que llevan las cuentas
odiosas como la inflación y la pobreza, (¡que a nadie le importa!) dicen que
fueron 1.500 frigoríficos y 4.000 tambos y como 800 fábricas, además de miles
de negocios que debieron cerrar, y sin olvidarnos de tus amigos de Cresta Roja…
pero ¿a quién le importa estos números, mientras ondee en lo más alto la
bandera del Nac and Pop ultra K?
El tema es que pocos
te entendieron y como Cristina vio que estabas algo stressado te mandó de
vacaciones pagas a Italia, dónde comiste unos ricos asados con el Diego, otro
ilustre luchador de los derechos de los trabajadores, que cobra fortunas en el
futbol árabe y lo redistribuye religiosamente entre sus ex mujeres. Eso es
congruencia: El tatuaje del Che en el brazo y los dólares en el bolsillo. ¡Viva
Argentina, carajo!
Pero las cosas buenas
en la vida se acaban, Guillermo. En el fondo, la vida es cruel y el electorado
ingrato. ¿Cómo no lo votaron a Danielito, con todo lo que había hecho en la
provincia de Buenos Aires? Nunca las plantitas estuvieron mejor regadas y
encima le pasaba un sueldito a la pobre Moria, que de tanta malaria les había
afanado un collar a los paraguas y debió purgar sus penas en una cárcel de
Asunción… pero no te preocupes, ahora Moria vuelve a la calle Corrientes, eso
sí, vestida como en los tiempos de Charly, el innombrable… ¡Que cosa! cada día
entiendo menos.
Pero a vos te
entiendo, Guillermo. Estás jugado hasta el caracú, y desdecirte ahora es peor
que recular en chancletas… No como los muchachos de la Cámpora que ahora se
abrieron del Frente… ¿Vos pensabas que iban a durar sin la Caja?
Eso sí, Guillermo,
vos haces una yunta perfecta con Caníbal, que tampoco puede recular y por eso
habla de sus amigos, los Lanatta y ahora se dio cuenta que apareció la
inflación y la inseguridad, de un momento a otro. ¡Caramba! Este Macri…
Mirá que hay gente
para nombrar y justo lo van a poner a Todesca en el Indec, que no entendió que
la multa que le aplicaste era una jodita para Tinelli. (También lo vas a tener
que asesorar a Marcelo, si quiere ser presidente de la AFA que hagan bien las
cuentas, no es como en las elecciones del país que un voto más o menos, no se
nota…)
Fiel al estilo de
Néstor y Cristina, vas para adelante, querido Guillermo y redoblás la apuesta.
Total ¿qué le hace una mancha más al tigre?
Decí nomás que el
gobierno de Macri será un interludio entre dos décadas ganadas y si no te
creen, ponela a Milagritos de ejemplo, que se pudo comprar un Smart rebonito
porque en Jujuy tenía muchos problemas para estacionar.
Así deben ser las
cosas, en este íspa bendito.
Cuando ganan los
amigos nos patinamos toda la guita. Total ¿para qué sirven las reservas? Y
cuando sube la oposición… ¡Ni justicia! cómo decía el General. Ponerle todos
los palos en la rueda y cambiar el discurso, aunque haya sido el mismo hasta el
día antes. Acá nadie se acuerda y lo que importa es ganar. ¿No es así,
Guillermo?
¿Sabes qué podés
hacer? ¿Por qué no tirás alguna de esas frases cómo las que pregonaba el
General? “El 2020 nos encontrará unidos o
dependientes”. Esa es buena, cómo la del año 2000. ¡Igualita!
“No
quedará ni un ladrillo que sea kirchnerista” y de seguir
así, no habrá ladrillos.
“Libros
si, Nike también” (eso sí, a precios cuidados).
“5
X 1 = 4” (Total a vos nunca te dan los números).
“La
única realidad es el relato”. (¿Quién lo duda?)
Seguro habrá varios
pavotes que te van a apoyar y no sería raro que en 20 años algunos funden “La Moreno”.
Hay de todo en la
viña del Señor, Guillermo.
Un abrazo y cuídate.
PD: Querido lector.
Medio en serio medio
en chiste, pero si vuelven éstos, estamos perdidos. (Iba a poner otra palabra,
pero usted me entiende).
Omar
López Mato
Médico y
escritor
Su último libro es
IATROS Historias de médicos, charlatanes y algunos tipos con ingenio
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!