Lunes, 09 de febrero
de 2015
por Roberto Cachanosky
Ellos todavía quieren
ir por todo y es obligación de los dirigentes políticos y la gente plantarse
ante la dictadura que imponer si los dejamos
La semana pasada
debatíamos con Pablo Torres Barthe sobre la posibilidad de un autogolpe (http://goo.gl/wmmphg). Con sólidos argumentos
Pablo explicaba en ese video cómo sería operativamente ese autogolpe. No es que
necesariamente vaya a ocurrir, pero, considerando los antecedentes de los k, no
es descartable la posibilidad.
La cuestión viene a
cuento porque todos sabemos que el proyecto que tenía el matrimonio era ir
alternándose en las candidaturas a presidente de manera de, en principio,
quedarse 20 años en el poder. Por supuesto que la muerte de Néstor Kirchner
cerró esta posibilidad y la derrota electoral de CF en 2013 le impidió obtener
los 2/3 para poder reformar la Constitución Nacional y así ir por la re
reelección indefinida.
¿Por qué buscar ser
reelectos indefinidamente? Porque todos los sistemas autoritarios buscan eso.
Perón reformó la Constitución para ser reelegido. Hitler quería 1000 del Tercer
Reich, Fidel Castro está en el poder hace 56 años, el chavismo está en el poder
hace 16 años y se mantienen a sangre y fuego y los ejemplos de todos los
tiempos muestran lo mismo. Los gobiernos autoritarios quieren el poder para
siempre, como dijo la autoproclamada estalinista Diana Conti: “querían a Cris for ever”.
Es que los sistemas
autoritarios solo pueden sostenerse en el poder violando los derechos
individuales. Pero como al mismo tiempo no hay controles republicanos de los
actos de gobierno, suelen desatarse importantes casos de corrupción que, si
dejan el poder, también serán investigados.
Es decir, el
gobernante autoritario, por más que llegue por el voto, recordemos que el voto
no asegura tener una democracia republicana, luego la destruye en nombre de la
justicia social. Inventa enemigos que conspiran continuamente contra el
bienestar de la población.
Denuncian
conspiraciones para derrocarlos a ellos con el único objeto de hacerle creer a
la gente que ellos, los autoritarios, son los que van a defender a la gente de
los malvados y siniestros grupos concentrados del interior del país apoyados
por extrañas cofradías del exterior que quieren hacer que la gente viva en la
miseria.
Y cuando el sistema
populista colapsa económicamente, denuncian más conspiraciones como la hace
este payaso de Maduro que acaba de meter preso a empresarios por “sabotear” la economía. Puesto de otra
forma, el autoritario tiende a ponerse cada vez más violento y autoritario en
la medida que su modelo económico le hace agua.
El comportamiento de
Capitanich rompiendo un diario en una conferencia de prensa porque decía algo
que él desmentía y finalmente fue cierto, refleja el grado de descontrol que
hay en el temperamento del gobierno.
La gran duda que
tenemos todos es si el gobierno intentará hacer alguna pirueta institucional
para tratar de quedarse en el poder o, en su defecto, condicionar a los que
vienen. En rigor sobre esto último ya están intentándolo pero puede ser
revertido por el próximo gobierno. La pregunta que todos nos formulamos es si
van a entregar tan fácilmente el poder considerando los casos de corrupción
pendientes, lavado de dinero y las sospechas que hay sobre la muerte de Nisman.
Es cierto, como dice
Pablo Torres Barthe, que podrían autogenerar un conflicto social en la calle
para darle pie a CF a declarar el estado de sitio, encarcelar a los opositores
(políticos, periodistas, economistas, etc.) e ir a las elecciones condicionando
fuertemente a la oposición y a población bajo un régimen de terror. No obstante
mi gran duda es si existe margen dentro de la sociedad para tolerar ese tipo de
agresiones y estrategias. Puesto de otra manera, en su momento de esplendor,
cuando Néstor Kirchner y CF tenían altas imágenes positivas, una estrategia de
ese tipo era posible. Hoy solo sería posible derramando mucha sangre en la
calle. Tendrían que recurrir a los violentos para que rompan cabezas en las
manifestaciones que juntan multitudes pacíficas y que la policía deje la zona
liberada.
¿Son capaces de
hacerlo? Son capaces, pero en ese caso sería tan abierta la instauración de una
dictadura que no podría disimularla ante el mundo. Obviamente quedaríamos
aislados como lo estamos ahora y con la
gente sumergida en la pobreza. El sistema debería ser cada vez más brutal y
autoritario.
En
rigor, tanto los montoneros como el ERP era lo que querían imponer en los 70
mediante el terrorismo y las armas. Querían a sangre y fuego imponer un
gobierno de terror. Derrotados en el campo militar, advirtieron que era mejor
disfrazarse de demócratas para infiltrar la democracia y desde el poder
destruirla e instaurar una dictadura como la que pretendían establecer en los
70 pero a sangre y fuego. Lo paradójico es que la situación de todos esos
resentidos que hoy ocupan cargos en el poder es tan endeble políticamente que
solo recurriendo nuevamente a la violencia podrían retener los resortes del
poder.
Cerca del 70% de la
gente los rechaza y la realidad es que solo con el apoyo inicial de la gente un
autócrata puede lograr la suma del poder público. Luego utiliza el aparato
estatal para doblegar al que piensa diferente o quiere ser libre.
La oposición no puede
permanecer ajena a este dilema que tiene el kirchnerismo que consiste en dejar
el poder y afrontar un tsunami de juicios o tratar de establecer una autocracia
rompiendo cabezas opositoras. Debe salir a denunciar que quienes hoy gobiernan
están entre la espada y la pared y pueden cometer actos de locura. La gente
tiene que estar advertida del riesgo que corre su libertad.
Insisto, el
kirchnerismo está en el gran dilema que tantos años de impunidad, corrupción y
abuso del poder los deja en una delicada situación frente a la justicia. Y no
me vengan con que en Argentina nadie va preso argumentando que Menem zafó.
La realidad es que
Menem no había generado la división social, el grado de violencia verbal y
física que generó el kirchnerismo y mucho menos el resentimiento que esta gente
produjo. El destrato a funcionarios de carrera y a sus mismos seguidores han
generado rencores muy grandes que no son comparables con la salida de Menem del
poder.
Mi punto es, no hay que
relajarse pensando que en octubre pierden las elecciones y se van
pacíficamente. Por el contrario, este 2015 va a ser una batalla a todo o nada que planteará el mismo
oficialismo, por la sencilla razón que volver al llano puede significarle una
catarata de juicios y condenas comparables a los juicios de Nuremberg.
A no dormirse, ellos
todavía quieren ir por todo y es obligación de los dirigentes políticos y la
gente plantarse ante la dictadura que, al igual que en los 70, pretende
instalar a sangre y fuego.
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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