jueves, 10 de mayo de 2012

La diplomacia Nac & Pop


09/05/2012                                                                                Por Mauricio Ortín

                               LA DIPLOMACIA BARRABRAVA

“¿Vio? Soy un barrabrava. Acostúmbrese”. Así, le contestó, Héctor Timerman, a poco de asumir al periodista Nelson Castro; quien lo acusaba de hablar como tal. Nadie, en ese momento, se hizo eco de la autoincriminación del canciller. El mismo personaje, en otro hecho para lamentar, se constituyó en persona en el aeropuerto de Ezeiza y, blandiendo tijera cortaperno en mano, forzó el candado de “siete llaves” que aseguraba la valija secreta del gobierno de los EEUU que traían las fuerzas especiales que habían sido invitados por el país. El justificativo para semejante operación fue la sospecha de que los “yanques” querían ingresar drogas y armas al país (debieran mostrar la misma enjundia para controlar la frontera con Bolivia). Estas, típicas, bravuconeadas K no son gratis para el país. Hace unos días nomás, el vice ministro de Economía, Axel Kicillof, desde el recinto del Senado Nacional y por televisión para todo el país, expresó: “La seguridad jurídica es un concepto horrible”. En cualquier país medianamente serio dichos de esta naturaleza propalados por funcionarios públicos, gatillan sus automáticas renuncias ¿Es que, estos señores kirchneristas no han caído en cuenta aún que nos representan ante el mundo y que, además, la suerte de nuestro actual y futuro patrimonio y la de nuestras relaciones comerciales y culturales con nuestros semejantes de otras latitudes depende, en gran medida, de sus dichos y acciones? ¿Cuántos miles de millones de dólares menos de inversión para el país estarán contenidos en la irresponsable frase de Kicillof: “La seguridad jurídica es un concepto horrible”?  ¿Qué seguridad jurídica, para propios y extraños, pueden garantizar funcionarios que piensan de esta forma?


Otro, si digo, es el ya mundialmente famoso spot publicitario del gobierno nacional sobre los Juegos Olímpicos de Londres y las Islas Malvinas. Inconfundible “baladronada” populista que evidencia lo contrario de lo que pretende explicitar. Porque, mientras que, en la ficción del spot, los argentinos parece que hacemos lo que se nos da la gana en las islas (entrenar para los Juegos Olímpicos, por ejemplo), en la vida real, los que efectivamente mandan allí son los ingleses y, los argentinos, apenas si podemos filmar spot publicitarios clandestinos porque no tenemos permiso ni para eso. Alimentar el patrioterismo, no ayuda en nada a la recuperación del territorio insular. Sí, en cambio, renueva inquina de los kelpers hacia los “argie”. Pero, eso no es todo. Porque el spot aunque está dirigido intencionalmente al Reino Unido de la Gran Bretaña, la trasciende. Ello, por la sencilla razón de que contamina políticamente a un evento que hermana a los pueblos como ninguno. Que los Juegos Olímpicos se realicen el Londres, no quiere decir que sus propietarios sean los ingleses ni mucho menos. El acontecimiento pertenece a la Humanidad. Ya en los tiempos en que se originaron, en la Grecia Clásica, las ciudades que estaban guerra entre sí se daban una tregua para acudir a la competencia. Alguien debiera explicarle, a Cristina y a Timerman, que están “escupiendo el asado” en la mesa donde están sentados todos los países del mundo. A propósito, ¡linda forma de presentar a la Argentina como posible sede de las Olimpíadas!


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