Cuando los Medios de Comunicación Social caen en la red
tejida por el poder de turno a efectos de orientar hacia una sola de línea de
pensamiento y en forma sistemática para sostener el “relato oficial”, la libertad de prensa está seriamente afectada.
Como dice irónicamente uno de los especialistas en
comunicación, consultado por La Nación, “si
la autoridad regulatoria avanza sobre los medios audiovisuales, y el secretario
Guillermo Moreno [de Comercio Interior] avanza sobre la prensa escrita, sólo
nos quedarán Internet y las palomas". A las personas libres
de pensamiento nos queda cambiar con el dial o el control remoto… pero las
posibilidades de libre elección cada vez son menores. Ni Joseph Goebbels, quién fuera el ministro de propaganda de Adolf Hitler, tuvo tanto poder comunicacional. Para comprender lo que
decimos bastará con leer el artículo de José
Crettaz y el gráfico al final de
esta nota.
Política y comunicación
Por José Crettaz |
LA NACION
La red de medios que teje el relato
El conglomerado mediático kirchnerista, al que acaba de
sumarse Cristóbal López con la
compra de C5N, Radio 10 y otras señales de Daniel
Hadad, desafía los latiguillos K
sobre la capacidad de influir por parte de los llamados "medios hegemónicos". Cómo opera la red informativa del
Gobierno y quién es quién hoy en la trama del poder comunicacional oficialista
Por José Crettaz |
LA NACION
De las seis cadenas nacionales de noticias, sólo una no
es controlada directa o indirectamente por la administración Kirchner. De los cinco canales abiertos
de TV capitalinos (cuyo contenido se distribuye en todo el país), uno o dos
permanecen aún fuera de la órbita K. De la veintena de diarios que se editan en
el área metropolitana, los que no dependen de la pauta oficial para sobrevivir
son cuatro o cinco. Y entre las radios AM, podría decirse que sólo dos o tres
pueden considerarse independientes.
Este potente conglomerado mediático gubernamental y
paragubernamental, inédito en los últimos 30 años, lejos de cumplir con la
promesa tantas veces repetida de la pluralidad de voces, está empezando a
acorralar a la crítica y a la disidencia. De hecho, la compra del canal de
noticias C5N, Radio 10 y cuatro FM por parte del empresario kirchnerista Cristóbal López activó un nuevo debate:
¿dónde está ahora la hegemonía comunicacional?
Entre los académicos, de fuerte actividad en las
discusiones previas y posteriores a la sanción de la ley de medios
audiovisuales, las aguas están divididas. Para unos, el surgimiento de una
hegemonía comunicacional oficialista conlleva el riesgo de un "apagón informativo", mientras
que otros ven todavía suficiente diversidad como para garantizar el acceso de
las audiencias a "todas las
voces".
"No creo que estemos en la antesala de
una hegemonía partidaria si por hegemonía tomamos la definición gramsciana de
«dirección intelectual y moral» en la que un grupo determinado logra construir
consenso alrededor de sus intereses particulares como si fueran el «interés
general». Al contrario: el sistema de medios argentino muestra que muchos de
los principales medios de comunicación, con mayores audiencias, están en manos
de empresas enfrentadas con el Gobierno, al menos desde 2008. La bipolaridad
que reproduce el sistema de medios es, paradójicamente, un antídoto contra la
invocada «hegemonía»",
argumenta Martín Becerra,
especialista en economía de la comunicación, investigador del Conicet y docente
de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
En cambio, para Fernando
Ruiz, profesor de Periodismo y Democracia en la Universidad Austral, "hay sectores del oficialismo que quieren
seguir avanzando hacia un mayor control del espacio audiovisual haciendo más directa
su injerencia, sobre todo, en los canales de televisión de aire. Eso nos podría
llevar a un apagón informativo para las grandes audiencias, en las que sean
sólo abastecidas por medios oficiales. Si la autoridad regulatoria avanza sobre
los medios audiovisuales, y el secretario Guillermo Moreno [de Comercio
Interior] avanza sobre la prensa escrita, sólo nos quedarán Internet y las
palomas", ironizó.
La voz homogénea oficial, cuya caricatura más grotesca se
clonó hasta ahora en los programas televisivos de Diego Gvirtz, 6,7,8, Duro de Domar y TVR , y en los medios gráficos de Sergio Szpolski, está extendiéndose a una red comunicacional más
vasta. Ese conjunto de medios abarca la radio y televisión estatal, pero llega
con su influencia al ámbito privado por vía de empresarios amigos -Cristóbal López adoptó el perro boxer
que fue de su amigo Néstor Kirchner-
que desembarcan en el sector, por el sometimiento económico mediante la
publicidad oficial (que en 2010 fue de $ 1225 millones) o su contracara: el aprovechamiento
empresario de ese sistema prebendario, que incluye a varios contratistas del
Estado que ven en los medios una herramienta de apalancamiento de sus negocios
principales en construcción, energía o servicios.
Esta red también alcanza a los medios de organizaciones
no gubernamentales, sindicatos y universidades que dependen de fondos federales
para su sostenimiento. Y para los que no se alinean, en última instancia está
el condicionamiento legal del que son susceptibles muchas empresas tras la creación
de situaciones de debilidad jurídica, especialmente a partir de la sanción de
la ley de medios audiovisuales.
"Nuevos medios, afines o no al
Gobierno, deberían ser buenas noticias, si fueran autónomos. Hay problemas si
dependen estructuralmente del Gobierno. Ya sea porque viven de la publicidad
oficial, porque sus dueños tienen otros negocios con el Estado que necesitan
cuidar, o porque nacen fuera de los parámetros que la ley establece y se
mantienen sólo si el regulador hace la vista gorda. En el caso de Cristóbal
López, podrían darse los tres factores juntos: publicidad oficial, negocios con
los Estados nacional y provinciales y escaso sustento legal de su nueva
compra", señala
Henoch Aguiar, abogado especialista en telecomunicaciones y ex secretario
de Comunicación durante el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso.
Comprar audiencias
Con la compra de C5N (uno de los cinco canales de TV paga
más vistos del país) y Radio 10 (líder en audiencia en AM en el área
metropolitana), Cristóbal López
adquirió altos niveles de audiencia. Pero con comprar público no alcanza, hay
que saber mantenerlo. Cuando Osvaldo
Acosta y Gerardo Ferreyra, los
dueños de Electroingeniería (constructora entre otras obras de Atucha II y el
gasoducto patagónico), se quedaron con Radio del Plata, a fines de 2008, y
despidieron al periodista Nelson Castro,
esa emisora perdió buena parte de su audiencia y pasó de pelear el cuarto lugar
en rating a disputar el sexto.
El gobierno nacional ya había comprado llave en mano una
audiencia masiva al hacerse cargo de la televisación de los partidos de la
Asociación del Fútbol Argentino (AFA). En la fecha del fin de semana pasado,
los 15 partidos televisados (10 de la primera A y 5 del Nacional B) sumaron
casi 100 puntos de rating, el equivalente a 10 millones de televidentes. En
esas transmisiones sólo se emite propaganda oficial.
Este modelo de medios en manos de empresarios cercanos o
influenciables económicamente no es nuevo: el kirchnerismo lo aplicó en Santa
Cruz desde fines de los 80, cuando llegó al poder primero en Río Gallegos y
luego en la provincia. Pero no es un fenómeno meramente patagónico: se replica
a escala provincial y local en todo el país, con consecuencias aún peores en
localidades de menos de 50.000 habitantes dada la inexistencia en esos lugares
de un mercado publicitario que pueda financiar medios alternativos o de la
atomización del sistema mediático que reparte la torta publicitaria entre
muchos actores débiles.
"Por supuesto que estamos ante un
riesgo de total hegemonía comunicacional. Lo vengo denunciando desde 2006
cuando se comenzaron a incrementar los recursos destinados a publicidad oficial
y a aplicar la censura a los que se les negaban esos recursos. La ley de medios
se esgrimió como espada de Damocles contra algunos medios, pero nunca pensaron
aplicarla sobre otros que viraron su línea editorial hasta hacerla adicta al
Gobierno",
dice Silvana Giudici, ex diputada
radical que se opuso férreamente a la ley de medios audiovisuales y ahora es
presidenta de la fundación Libertad de Expresión y Democracia (LED).
Si se cuenta a 360 TV (canal digital experimental de
Electroingeniería dedicado a las noticias, dirigido por Bernarda Llorente y Claudio
Villarruel) hay siete cadenas de
noticias en la Argentina. Las otras son A24 (grupo Manzano-Vila, con Francisco de Narváez), CN23 (grupo Szpolski-Garfunkel), Canal 26 (Pierri),
Crónica (Grupo Olmos), C5N (Cristóbal López) y Todo Noticias (Grupo
Clarín). En ningún otro país del
mundo hay tantas señales informativas las 24 horas. Aunque no hay información
oficial sobre cuánta pauta oficial reciben estos canales, fuentes del mercado
publicitario estiman que en 2011 Crónica TV habría embolsado alrededor de $ 15
millones; CN23, en torno de los $ 12 millones; A24, $ 10 millones; y C5N, cerca
de $ 30 millones. Estos números sólo contemplan el dinero que canaliza Télam
como agencia de publicidad del estado nacional.
"El gran reaseguro [para evitar la
hegemonía] es el periodismo profesional, porque cuando la información es
tratada con estándares de calidad es más difícil la manipulación", analiza Fernando Ruiz, que
también es vicepresidente del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), entidad
profesional que agrupa a más de 300 periodistas. Y añade que, a su juicio, la
manipulación de la información construye cercas entre las audiencias y las
aísla entre sí. "Cada audiencia está
en el corralito de sus medios de preferencia, y las personas pierden en mayor
grado la capacidad del diálogo con quienes forman parte de las audiencias de
otros medios. Se va perdiendo la base informativa común que hace posible la
mejor deliberación democrática."
Para Santiago Marino, docente de la Universidad de
Buenos Aires (UBA) y coordinador de la Maestría en Industrias Culturales de la
UNQ, es improbable que esté gestándose una hegemonía comunicacional oficial. "En la Argentina actual vivimos la
peculiaridad, que se da también en otros países de América latina, de que
existe un Gobierno con mucho apoyo social y legitimado recientemente en
elecciones con amplio margen, mientras que los medios que lideran las
audiencias masivas son aquellos que critican constantemente al Gobierno",
afirma. Por eso, dice, "habría que
matizar tanto las afirmaciones que aseguran que los medios inciden de modo
determinante como aquellas que niegan sus capacidades".
Según la visión de Marino,
la consolidación de un grupo vinculado al Gobierno, con audiencia genuina, no
es algo bueno o malo en sí mismo. Pero en todo caso, "no hay mejor reaseguro que lo que plantea la ley de servicios de
comunicación audiovisual, que no se aplica aún sistemáticamente".
Para Ruiz, en
cambio, "los medios que forman parte
de bloques ideológicos o políticos pierden la capacidad de matizar su visión de
la realidad, y ofrecen esquemas cerrados que sólo construyen audiencias
obtusas. No hay buen periodismo si no está desafiando las certezas de su propia
audiencia".
Excepciones a la ley
Entre las excepciones a la aplicación de la ley, que
abonan la idea de una hegemonía comunicacional oficial, hay otros casos
paradigmáticos, como el de Matías
Garfunkel. Este empresario es un accionista relevante en dos grupos de
medios, uno en sociedad con Moneta
(al que luego denunció por estafa en la Justicia) y otro junto con Szpolski.
En ambos ingresó después de la sanción y reglamentación
de la ley de medios. Garfunkel
también participa en el control de las AM Splendid y Belgrano, y las FM Rock
& Pop, Metro y Blue (todas con Moneta), de la AM América (con Szpolski), y es dueño de la FM Vorterix
Rock (en cuya producción de contenidos está asociado con Mario Pergolini).
Paradójicamente, el grupo mexicano CIE, dueño anterior de
muchas de estas radios, fue obligado a vender por incumplir la anterior ley de
radiodifusión, que ya impedía concentrar tantas emisoras.
Otro caso relevante es el de los empresarios José Luis Manzano (ex diputado y ex
ministro del Interior menemista) y Daniel
Vila, dueños de Uno Medios, el segundo grupo de comunicación del país. Si
la ley de medios se aplicara, deberían optar entre la TV paga y la TV abierta,
lo que los pone en la situación de tener que elegir entre Supercanal (segunda
red de cable del país después de Cablevisión) y su red de canales de TV abierta
(controlan América 2 y los canales 11 de Junín, 7 de Mendoza, 6 de San Rafael y
8 de San Juan). La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual
(Afsca), organismo de aplicación de la ley de medios, administra esa flojera de
papeles (ver aparte). En ese rubro, el caso del Grupo Telefé es especialmente
destacable. El principal accionista de esa empresa, que además del canal 11 de
Buenos Aires incluye la mayor red de TV abierta privada del país con otros ocho
canales en las principales ciudades argentinas, es Telefónica de España, a su
vez controlante de Telefónica de Argentina. La ley de medios es especialmente
clara en ese punto: ninguna empresa de servicios públicos puede tener empresas
de comunicación audiovisual.
Así están las cosas. Y sería bueno que el debate sobre la
hegemonía comunicacional -más allá de declamaciones y retórica- empiece a
incorporar al debate estos datos, es decir, la lista de irregularidades,
increíbles excepciones y favoritismos. Con el cuadro completo, la discusión se
vuelve más inteligente.
EMPRESARIOS K
Quiénes son los dueños de los medios que acompañan al
Gobierno en su política comunicacional y amplifican el mensaje oficial
ü Productora PPT: Debutó en Canal Siete con
el programa 6,7,8 . También produce Duro de domar y Televisión Registrada.
ü Grupo Hadad: El paquete de medios que acaba
de comprarle a Daniel Hadad incluye el canal C5N y Radio 10, entre otros.
ü Grupo Uno: Es socio -junto a Daniel Vila- del segundo multimedios
del país, que incluye la señal de noticias A24.
SERGIO SPOLSKI
ü Grupo Veintitres: Su sociedad con Matías Garfunkel incluye Radio América,
CN23, el diario El Argentino y las revistas Forbes y Newsweek .
ALBERTO PIERRI
ü Telecentro y Canal 26: La señal de cable
del ex funcionario del menemismo presta servicio en Capital y el Gran Buenos
Aires.
MATIAS GARFUNKEL
Con Spolsky y Moneta
ü El empresario integra dos grupos de medios.
Junto a Daniel Moneta es dueño de la FM Rock and Pop, entre otros medios.
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