Es
el contador jubilado Federico
Ramón Ibañez, que declaró en un juicio a marinos y pilotos acusados de los “vuelos de la muerte”, y apuntó
contra la organización armada. Su testimonio.
Hizo
un sorpresivo pedido de perdón que dejó sin palabras a más de uno. El ex militante de Montoneros,
Federico Ramón Ibañez, acusó a la cúpula de esa organización armada del
asesinato por venganza de su esposa durante la dictadura, en 1977, y se
disculpó con “mis enemigos de
entonces” y los “jóvenes que participaron y se
vieron envueltos también por mi irresponsabilidad o el papel que jugué”.
Ibáñez,
70 años, contador jubilado, atestiguó en su condición de dos años prisionero en
la ESMA y sobreviviente ante el Tribunal
Oral Federal 5 (TOF5), que enjuicia a 68 marinos, entre otros, pilotos
acusados de los "vuelos
de la muerte".
"Quiero
aclarar que mi esposa nunca fue colaboradora de Montoneros como era yo" advirtió ante los jueces, y denunció
que "aún sabiendo que
ella no era militante ni colaboradora, Montoneros resolvió que la tenía que
matar y la mataron", informó la agencia DyN.
Mario Firmencih |
El ex integrante de Montoneros dijo que en los años '60 su esposa
"había compartido con Mario (Firmenich, ex jefe montonero) muchos
campamentos de la Juventud Estudiantil Católica" y habló de su relación personal "con Mario" al confiar que "jugábamos al
fútbol".
Al
ser consultado sobre su ingreso a la organización armada, respondió. “A Mario (Firmenich) lo conocí porque jugábamos al fútbol.
Salió de la secundaria y (Fernando)
Abal Medina (fallecido tío
del actual jefe de Gabinete,
Juan Abal Medina) me lo presentó y pidieron que los llevara a la villa. Esa
fue mi relación inicial con Montoneros".
Norma Arrostito |
Ibáñez vivía con su mujer y dos hijas en una
casa en Aráoz 2430 de la ciudad bonaerense de Boulogne, donde "alojábamos
personas que estaban perseguidas, por ejemplo, Mario y alguna vez la hermana de Norma Arrostito",
otra ex jerarca de Montoneros,
según atestiguó. Había comprado esa propiedad en 1975, tras la muerte de Carlos Quieto, segundo de Firmenich, bajo la
identidad falsa de Juan Carlos
Pepi, con un DNI apócrifo “que
me había dado Montoneros”, contó.
Hacia
diciembre de 1976 en esa casa estaba escondido Marcelo Daniel Kurlat, (a) "Monra", jefe de la Columna Norte de
Montoneros. Y ese año Ibáñez fue secuestrado por los marinos en una
cita callejera con un compañero suyo de entonces. "Me llevaron a la ESMA y me
aplicaron todas las torturas que se pueda imaginar. Querían saber dónde vivía.
Yo no se los decía", sostuvo.
"Me
propusieron que se los dijera a cambio de la vida de mi mujer y mis hijas",
contó. Ibáñez relató que avisó por teléfono a su
mujer que "estaba
detenido" y que "se
fueran porque en una hora iban a llegar allí". Un represor tomó el
teléfono, según él, y dijo: "La
vida de tu esposo depende de vos, agarrá a tus hijas y andate. No digas nada
porque en una hora estaremos ahí".
Daniel Kurlat |
Entonces
el grupo de tareas enfiló hacia la casa con Ibáñez de "pasajero" y al llegar se entabló un tiroteo
con Kurlat, que resistió
hasta agotar la munición y se entregó manos en alto. Allí cayó ejecutado y su
cadáver nunca apareció. La esposa y las hijas se habían ido un rato antes,
contó Ibáñez, quien agregó
que días más tarde dos
miembros de la cúpula de Montoneros la citaron bajo engaños para vengarse.
"José
María o Luis María Luján fue el que ejecutó la 'sentencia' para
mi mujer", acusó. "Me
dolió...nunca lo pude entender", dijo en referencia al episodio que le
costó la vida de su señora y explicó que un día en la ESMA "pedí hablar por teléfono a
casa de mi mamá y ahí me enteré de lo que había ocurrido...un mes después...que
habían matado a mi esposa...". Además, reconoció haber sido “parte del staff” de prisioneros obligados a prestar
servicios al grupo represivo.
Luego,
llegó la parte más reflexiva de su testimonio. "No tengo odio ni a uno ni
otro lado" pues "me siento responsable y asumo
mi responsabilidad de haber contribuido a una locura de violencia que no
debiéramos ver más", manifestó y lamentó "no haber buscado dentro mío
las reservas morales e intelectuales suficientes para enfrentar el lado oscuro
del espíritu del tiempo de mi generación".
Víctimas del Terrorismo en la Argentina |
"Pido
perdón a mis enemigos de entonces y a los jóvenes que participaron y se vieron
envueltos también por mi irresponsabilidad o el papel que jugué",
sorprendió, y criticó "la
mentira y la falta de compasión de las memorias hoy vigentes en Argentina que
rechazan la confesión y el perdón, que ahora parecen malas palabras".
NOTA: Las imágenes y negritas no
corresponden a la nota original.